Aunque muchas personas que tienen el hábito de lavar o enjuagar el pollo crudo antes de cocinarlo, según el Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición, esta práctica puede esparcir la bacteria Campylobacter.

Se cree que poniendo el pollo directamente bajo el chorro de agua se limpia la carne y se deja lista para cocinar, pero lo cierto es que el agua que salpica las manos, ropa, superficies y utensilios de cocina podría estar contaminada poniendo en riesgo nuestra salud en especial de los niños menores de 5 años, los adultos mayores y las personas inmunodeprimidas porque sus sistemas inmunológicos son más débiles.

Los especialistas advierten que esta práctica no es necesaria, ya que el lavado no destruye microorganismos patógenos.

De acuerdo con la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido (FSA por sus siglas en inglés), la bacteria no solo está presente en el pollo crudo sino también en otras aves crudas, vegetales frescos o leche sin pasteurizar.

¿Cómo reconocer una intoxicación por la bacteria Campylobacter?

Datos del Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) señalan que la Campylobacter está considerada como la causa bacteriana más frecuente de gastroenteritis en el mundo.

El International Food Information Council (IFIC) explica que los primeros síntomas de una intoxicación causada por Campylobacter suelen aparecer entre 2 y 5 días después de la infección.

Se manifiesta con diarrea (frecuentemente sanguinolenta), dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, y los síntomas duran por lo general de 3 a 6 días.

En casos más graves puede llevar a artritis reactiva, es decir la inflamación dolorosa de las articulaciones que puede durar varios meses y los trastornos neurológicos como el síndrome de Guillain-Barré, una afección rara en la que el sistema inmunitario ataca los nervios periféricos, que puede provocar disfunción respiratoria, neurológica grave e incluso la muerte.

Normalmente el tratamiento para esta intoxicación es tomar abundante agua y comer poco, especialmente ensaladas y alimentos altos en potasio.

Recomendaciones para evitar riesgos de intoxicación

- Hasta que no lo cocines, mantén el pollo crudo en el congelador, la temperatura debe estar a 5°C o menos.

- La cocción correcta mata las bacterias. Para estar seguro de que se puede comer sin riesgos verifica que el pollo no esté rosado los cortes y que el jugo sea claro.

- Un error muy común es dejar que el pollo entre en contacto con otros alimentos, por ejemplo, utilizando el mismo recipiente, tabla o cuchillo.

- Siempre lava tus manos con jabón, antes y después de manipular el pollo crudo.

De acuerdo con la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA) el pescado y las carnes rojas tampoco deben lavarse para evitar esparcir bacterias.

Respecto a los huevos de gallina, hay una creencia popular que radica en lavar los huevos antes de cocinarlos para eliminar las bacterias; sin embargo, esto es innecesario pues su cascarón es muy delgado pero lo suficientemente resistente para no permitir el paso de ninguna bacteria al interior; sin embargo si por fuera los notas muy sucios o con excremento, sí es recomendable lavarlos con cuidado y sin dejar rastros de detergente en ellos.

Por su parte, los hongos, setas y derivados sí se deben lavar; lo importante aquí es que no se dejen remojar porque este tipo de vegetales son absorbentes; así que si hay alguna bacteria en la tubería o en el agua es muy posible que la contraigan.

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