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Miel de Cuetzalan, el delicioso manjar que valía lo mismo que el oro

Además de la increíble belleza natural con la que cuenta el Pueblo Mágico de Cuetzalan, es el lugar donde se produce una de las mejores mieles en nuestro país

Miel de Cuetzalan, un manjar prehispánico / Foto: Haydee Morales UNAM
09/09/2021 |19:04
Redacción CDMX
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Enclavado en la Sierra Norte de Puebla, se encuentra el Pueblo Mágico de Cuetzalan, un lugar enigmático con gran riqueza natural y cultural.

La población de este municipio poblano se compone de indígenas totonacos y nahuas quienes manifiestan su cultura a través de diversos rituales como el de los Voladores; una danza asociada a la fertilidad y que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la desde 2009.

Pero además de los atractivos que presenta y su importante gastronomía, se distingue por ser un centro de producción de miel de abejas nativas.

La miel virgen de este lugar, que tiene un sabor particular y notables propiedades medicinales, es producida por una abeja sin aguijón llamada Pisilnekmej o “abeja pequeña”.

Abeja melipona estaba en América antes de la colonización

Mario Alberto Castillo Hernández investigador del , señala que el continente americano ya era el hogar de la abeja melipona, la abeja nativa o sin aguijón que hasta hace algunos años había permanecido desconocida para gran parte del mundo, pero que era conservada, protegida y cultivada, con técnicas que datan desde la época prehispánica, en  diferentes comunidades autóctonas.

“La abeja melipona existe desde antes de que llegaran los españoles; es una abeja precolombina y la forma en que tradicionalmente los grupos indígenas de América realizaban su crianza y cuidado para poder producirla se ha conservado hasta nuestros días”, agrega el académico.

Castillo Hernández forma parte de un proyecto transdisciplinario desde 2015, donde especialistas de diferentes áreas de conocimiento como la arqueología, la biología la geología y la lingüística se han acercado al fenómeno integral que componen las abejas, la miel, el ecosistema en que se desarrollan y el conocimiento ancestral que poseen los meliponicultores en las comunidades nahuas de Cuetzalan, en la Sierra Norte del estado de Puebla.

Una miel medicinal

El estudio realizado por el grupo de investigadores y publicado por la señala que se encontró que la miel de la melipona varía en sabor y color dependiendo de la región donde habita.

“Hemos identificado que la miel que producen en parte alta y baja de Sierra Norte de Puebla es diferente entre sí, porque las flores que crecen en cada zona también son diferentes. Pues aunque algunas especies son iguales, el momento de la floración varía en cada región”.

Asimismo se refiere que los meliponicultores han heredado el conocimiento sobre cómo viven, cómo reproducen a sus crías y han identificado que muchas de las flores con que se alimentan las abejas son medicinales, por lo que usan la miel como digestivo, antigripal o cicatrizante.

En este mismo sentido,Isabel Esteban Márquez, una meliponicultora local, señala que además de  las propiedades medicinales mencionadas, también se sugiere mezclarla con agua tibia y tomarla en ayunas, además de que se recomienda también su aplicación en heridas y piquetes de insectos.

El proyecto transdisciplinario en el que participa Castillo Hernández, asegura que las propiedades medicinales de la miel de Cuetzalan han sido comprobadas a través de estudios científicos demostrando que incluso existen propiedades superiores a las que posee la miel de la abeja europea.

Miel de Cuetzalan, tan valiosa como el oro o el jade

En La historia antigua de México, , documentó las diferencias entre la abeja melipona y la europea, su tipo de colmena y las características de su miel.

Además, en el se menciona que la miel era un tributo al igual que las plumas, el jade, el oro, el ámbar que diferentes pueblos hacían a Tenochtitlan.

Cambio climático pone en peligro a las abejas meliponas

Como consecuencia del cambio climático, en los últimos años se han generado afectaciones en el ciclo anual de floración en la región de Cuetzalan y aunado a largos periodos de sequía, en los que hay poca floración, se han alterado los ciclos de producción de la abeja nativa.

Los especialistas que colaboraron en el proyecto transdisciplinario refieren además que en Cuetzalan, también la posible introducción de mineras e hidroeléctricas ha generado incertidumbre sobre las posibles afectaciones a esta especie tan valiosa.