Aún queda mucho por descubrir sobre nuestras culturas ancestrales, pero gracias a los hallazgos arqueológicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), podemos vislumbrar el pasado de Puebla y comprender mejor nuestra realidad actual.
Aquí te presentamos algunos descubrimientos que quizás no sabías qué ocurrieron en este estado:
En octubre de 2021, en el nuevo cementerio municipal de Los Reyes de Juárez, se hallaron los restos de un mamut colombino. Trabajadores del lugar descubrieron accidentalmente el cráneo, el 70% de la pelvis y fragmentos de costilla de este mamífero gigante.
Se cree que este mamut, que probablemente murió buscando agua en el lecho de un antiguo lago, vivió hace más de 10,000 años. Los restos están en conservación y estudio en el Centro INAH Puebla.
Durante unas obras en San Juan Ixcaquixtla, se descubrió una tumba mixteco-zapoteca de más de 1,500 años de antigüedad.
Contiene los restos de al menos veinte individuos y objetos como vasijas de cerámica, yugos en forma de "U" y un hacha votiva, lo que sugiere su relación con rituales funerarios de un linaje de comerciantes-guerreros.
Este descubrimiento aporta información valiosa sobre las costumbres funerarias de la época.
En la zona arqueológica de Ndachjian-Tehuacán, al sur de Puebla, se halló el primer templo dedicado a Xipe Tótec, el dios del desollamiento.
El sitio, utilizado entre los años 1000 y 1260 d.C., contenía esculturas del dios y cráneos tallados en piedra volcánica. Xipe Tótec era adorado por su relación con la fertilidad y la regeneración, y los sacerdotes que lo veneraban realizaban rituales donde vestían la piel de los sacrificados.
Durante trabajos de rehabilitación en la Gran Pirámide de Cholula en 2022, se descubrió un núcleo de adobe y fragmentos de cerámica rota.
También se halló una escultura de Tláloc, el dios de la lluvia. Estos hallazgos sugieren que el fuego jugó un papel importante en los rituales realizados en la pirámide durante el período Clásico.
En el municipio de Hueytamalco, Puebla, se encontraron cuatro sitios con pinturas rupestres. Entre ellas, destacan grafismos alusivos al peyote y al dios Tláloc.
Estos hallazgos sugieren conexiones entre las culturas mesoamericanas y aridoamericanas a través del intercambio de plantas y prácticas rituales.
Las cuevas de Belén, el Aguilar y Montecelli han revelado nuevas pistas sobre la espiritualidad ancestral en la región.