Ubicada en el estado de Puebla, la Ermita del silencio es una casa franciscana que a pesar de que no fue pensada ni hecha para generar turismo, tampoco cierra sus puertas ni niega la entrada a las personas que llegan de visita.
Este lugar fue creado a mediados de los años 80, por el misionero Fray Jerónimo Genovard, un franciscano que se enamoró del paisaje que ofrece el Parque Nacional Izta- Popo.
Fray Jerónimo Genovard, decidió construir en este lugar una ermita para dedicarla a la meditación, rezos y actividades para estar en comunión con la espiritualidad y la naturaleza.
Cabe señalar que todo visitante que llegue a este sitio debe guardar silencio para no perturbar la oración o meditación de otros visitantes, así como ser muy respetuoso en todo momento.
Los visitantes que llegan hasta este sitio logran tener una increíble vista hacia el volcán Popocatépetl, además de una arquitectura peculiar. Sin lugar a dudas, quienes visiten la Ermita del silencio llegan a un sitio mágico que tiene muchísimas cosas que ofrecer.
¿Dónde se ubica la Ermita del silencio?
La Ermita del silencio se ubica a aproximadamente 22 kilómetros de la ciudad de Puebla, y la forma más sencilla para llegar es dirigirse a Cholula y seguir hacia Nealtican; continuar por la carretera hasta San Nicolás de los Ranchos y Santiago Xalitzintla; seguir por un camino de terracería (en buen estado) hasta llegar al Paso de Cortés, de donde se parte para las rutas de senderismo a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl; aquí hay que estar atento a los letreros que indican el camino hacia la Ermita del Silencio.
¿Cómo llegar a la Ermita del silencio desde la CDMX?
Aquí te compartimos la ruta para llegar a la Ermita del silencio, desde la CDMX.
O desde Puebla.
Cabe aclarar que la Ermita no está abierta al público sino por unas horas los fines de semana (siempre que no haya retiro), pero aunque no sea posible acceder, sus alrededores valen toda la pena de visitar y se puede ver la ermita aunque sea por fuera.
Es un sitio que transmite una inigualable paz y tranquilidad y además se puede disfrutar de los arroyos, cascadas y paisajes increíbles que ofrecen el parque Popo-Izta y los volcanes.