El camote poblano es uno de los dulces típicos más famosos entre los turistas que visitan la entidad.
La variedad de dulces poblanos es muy vasta. Existe una gran cantidad de productos que son auténticos manjares, como los molletes poblanos (que se comen durante la temporada de chiles en nogada); las tortitas de Santa Clara; los dulces de pepita de calabaza; los muéganos poblanos, entre otros.
Al igual que con otros platillos típicos de la comida poblana, como el mole o los chiles en nogada, en torno al dulce de camote poblano existe una leyenda.
Un dulce error
La leyenda más conocida sobre el origen del camote poblano cuenta que este dulce nació por la travesura de una monja.
La historia cuenta que la monja, por envidia, quería echar a perder el trabajo de la encargada de la repostería, por lo que colocó un camote en un cazo de cobre lleno de almíbar.
Sin proponérselo, a partir de esta travesura, la monja creó uno de los dulces más típicos de Puebla.
Otra versión de esta historia refiere que fue un niño jugando en la cocina el que por accidente provocó que un camote cayera en el almíbar.
La leyenda del obispo
Sobre el origen origen de los camotitos poblanos hay una leyenda que señala como fundamental la participación de Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de 1877 a 1899, quien visitaba con frecuencia los conventos y tenía especial gusto por el camote preparado como dulce.
Una de las monjas decidió preparar el dulce en una forma y tamaño que el obispo pudiera llevárselo y consumirlo poco a poco.
La dulcería La Gran Fama de Puebla, fundada en el siglo XIX, asegura ser el primer expendio en el que se comenzaron a vender los camotes poblanos.
Camote, de México para el mundo
El camote es uno de los tantos ingredientes que México le dio al mundo.
Bernardino de Sahagún refiere en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España que el camotli fue un alimento de los señores de Tenochtitlan.
“Usaban los señores comer muchas maneras de frutas (...) otros zapotes hay amarillos por de fuera y por de dentro son como yemas de huevos cocidos; otra fruta se llama quauhcamotli, (y ) son unas raíces de árboles; camotli, una cierta raíz que se llama batata; otras muchas maneras de frutas se dejan de decir”.
Por su parte, Salvador Novo, cronista de la Ciudad de México, hizo también referencia a los camotes de Puebla en su cocina mexicana de la siguiente forma:
"El camote tatemado piloncillo constituye la forma más simple aunque no la menos deleitosa de su aprovechamiento; pero descortezado, molido y endulzado, es la dúctil materia prima que admite, absorbe los perfumes delicados de la fresa, la piña, la guayaba, para envolverse desnudo en rollos cristalizado, o para invitar al ejercicio de las inclinaciones barrocas de las monjas de Santa Clara que lo decoran con filigranas de cobertura, grafías de finas duyas, rositas rococó, palomitas, la y moños de colores pálidos".
Con información del libro “Orígenes de la cocina poblana”; las imágenes fueron tomadas de las redes sociales de La Gran Fama.