Uno de los platillos tradicionales de la Cuaresma es la capirotada, un postre típico de varios estados como es el caso de Puebla.
El "Libro de cocina del hermano fray Gerónimo de San Pelayo", un recetario que data de 1780, incluye una receta a este popular postre.
La receta de la capirotada consiste en pan tostado o añejado, el cual se corta en rebanadas que son bañadas por un jarabe de piloncillo y cubiertas de pasas, nueces, cacahuates y queso rallado.
Algunas recetas de capirotada añaden fruta como plátano o guayaba- También se pueden incluir algunos otros frutos secos.
La capirotada es un postre que se consume mucho en Cuaresma.
Este plato tiene una larga tradición en la cocina mexicana y se sabe que llegó a nuestro país en la época de la Conquista, pues era consumido por los españoles.
Durante la década de los años 60 y 70, la capirotada fue uno de los postres más comunes en los hogares mexicanos.
En algunas regiones, la capirotada tiene un simbolismo religioso. Se dice que el pan simboliza el cuerpo de Cristo y la miel de piloncillo, su sangre. Además, las especias que se utilizan en la preparación de este platillo, clavos y canela, simbolizan los clavos y la cruz de la Pasión de Cristo.
Sin embrago, no existe una "versión oficial" de la Iglesia Católica en la que se reconozca esta tradición.
Para los católicos, la Cuaresma es un tiempo de reflexión, penitencia y preparación para la Semana Santa, donde se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
La tradición católica manda mantener ayuno y abstinencia de comer carne durante el Miércoles de Ceniza y todos los Viernes de Cuaresma, así como el Viernes Santo.
Calentar dos litros de agua en una olla grande, agregar el piloncillo y la canela; cocer a fuego medio hasta disolver el piloncillo. Reservar.
Añadir mantequilla o aceite al gusto en un sartén y freír las rebanadas de pan hasta que estén crujientes y doradas por ambos lados.
Acomodar las rebanadas de pan en una cazuela de barro, bañar con la miel de piloncillo, esparcir los cacahuates, la nuez, el queso, y servir.
El Miércoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma, así como el Viernes Santo.
Aunque al paso de los años, la Iglesia Católica ha relajado el ayuno cuaresmal, incluyendo la prohibición de comer carne.
La razón por la que no se come carne en vigilia se debe a que los católicos honran la penitencia de Jesús, que pasó 40 días en el desierto en ayuno.