Habitante de la colonia Del Moral en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, Teresita de Jesús Baeza Ríos, se convirtió en leyenda al inscribir su nombre en el libro de los récords.

Y es que hace 32 años, logró una de las hazañas más significativas de su vida al estar durante cinco días y cinco noches en el cráter del .

La hazaña de Baeza tuvo mayor significado, porque debido a la constante actividad que ha mostrado el coloso durante las últimas décadas, complica que cualquier persona pueda igualar aquella proeza, que de inmediato se convirtió en récord mundial.

El interés de Teresita por el alpinismo nació desde su juventud junto a su hermano, quien se rehusó a que la acompañara en sus expediciones por considerarlo peligroso para ella.

Pero años después logró aprender a escalar gracias a un anuncio de un andén del Metro y así fue como empezó a tomar clases en un grupo de media montaña (debajo de los cuatro mil metros).

Sin embargo, su interés era el de escalar una montaña con nieve, a lo que se denomina “alta montaña” pero sus profesores le comentaban que ya no podían subir más porque no estaban autorizados.

Una rifa le dio la oportunidad que buscaba

Mientras estudiaba en el (CCH), a través de una rifa tuvo la oportunidad de conocer a otro grupo de alpinistas, el .

Con sólo escuchar que la rifa era de un grupo de alpinistas, “me brillaron los ojitos”, señala Teresita, así la invitaron a una reunión del grupo a la que asistió para luego recibir otra doble invitación: a una excursión al Iztaccíhuatl y a inscribirse a la agrupación. No lo dudó.

Como desde niña practicó deportes, tenía una buena condición física, lo cual le ayudaba al escalar montañas aunado a su curso de alpinismo que tomó de manera previa.

Aquella expedición a la que le invitaron, se llamó “Por las joyas del Iztaccíhuatl”, la cual consistía en subir por “los pies”, llegar a la cima (que es el “pecho”) y bajar por “el cuello”, también llamado “Arista de la Luz”.

En el grupo era corresponsal gráfica

Saliendo de su trabajo o la escuela, Baeza Ríos acudía al grupo donde cada vez fue conociendo a más alpinistas.

Con una cámara cubría las salidas del grupo o expediciones a las que asistía como “corresponsal gráfica” del grupo de alpinismo; en el que se registró de manera oficial el 22 de enero de 1988, en esa época el grupo Reinhold Messner estaba integrado por 15 hombres, Teresita y otra compañera.

Fue en una salida grupal para descender al cráter del Popocatépetl, en la que debían rescatar un banderín a manera de concurso, cuando Teresita solicitó al presidente del grupo bajar y estar ella una semana entera en el cráter, pero en solitario; después de mucha insistencia, él la apoyó, pero al interior del grupo hubo polémica porque era nueva.

La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo
La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo

Preparación para el descenso al cráter

Una vez que el presidente del grupo Reinhold Messner le aprobó descender al cráter, comenzó la preparación, que implicaba tener un grupo de apoyo de cinco o seis personas que la ayudarían a cargar comida y el equipo de descenso al cráter y de emergencia.

Algunos de sus compañeros aceptaron con gusto y se empezaron a preparar para la hazaña con entrenamientos de ascensos y descensos por cuerda en espacios de Ciudad Universitaria o en Santa Catarina en Iztapalapa; así como en la práctica de nudos y de supervisión de arneses y equipo en general.

En el cráter del Popocatépetl había una laguna y no se solía acampar ahí porque era muy riesgoso; sin embargo, era un reto que Teresita quería romper: “había varias razones por las que no se acampaba en el volcán, una eran las fumarolas de azufre, la caída de piedras, la claustrofobia y la soledad en un lugar tan extenso”.

La primera persona en pernoctar en el cráter del Popocatépetl

Al conocer sus planes, la familia de Teresita no estaba muy de acuerdo con su expedición, sin embargo, la apoyaron.

Cabe señalar que Teresita de Jesús no fue la primera persona que descendió al cráter del Popocatépetl, pero sí la primera que pernoctó dentro de él, pues antes solo hacían expediciones de un día y también se organizaban concursos para obtener premios.

La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo
La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo

Descenso al cráter

El descenso estaba planeado para el 20 y 21 de febrero de 1988; pero el clima no lo permitió porque el aire estaba tan fuerte que podía provocar accidentes como golpearse con las rocas o la caída de campana, donde el alpinista termina volteado.

Por ello se pospuso hasta el 26 de marzo de 1988. "El día 26 de Marzo de 1988 siendo las 11:30 am, iba descendiendo al cráter del Popocatépetl mientras me imaginaba un gran misterio. Al principio del descenso, di vuelta de campana, me subieron y quitándome peso, volví a bajar", narró Teresita.

Acampó en el cráter del volcán del 26 de marzo al 1 de abril de aquel 1988, con lo que marcó un récord mundial de permanencia de cinco días y cinco noches. La comunicación con su equipo era a través de radio y de banderines de colores.

“Yo llevaba tres, un blanco, un azul y un amarillo; el azul y el amarillo los ponía afuera de mi casa de campaña e indicaban que todo estaba bien y que tenía alimento. El blanco significaba que ya quería ascender. Esos días yo caminaba en el cráter y me lavaba las manos con la laguna del cráter; había azufre puro que también llevé a casa”, señaló en una entrevista para .

Una vez en el interior del cráter, corrió al centro para instalar su campamento para evitar que le llegaran piedras:

"Quería abrazar esa inmensidad sin poder creer que estaba cumpliendo mi gran sueño, con el apoyo de mis compañeros del Grupo Alpino Reinhold Messner. Veía una y otra vez las paredes del cráter tan inmensas, dando vueltas y sabiendo que en las alturas estaban mis compañeros que me estaban apoyando”.

De día se apreciaba el cielo hermoso, dice, acompañado de sonidos del soplo del viento y la caída de piedras grandes y pequeñas. “Me paraba en el centro y veía cómo salían fumarolas por distintos lados”.

“Por las noches, el cielo se veía azul con abundantes estrellas... Algo incomparable, mi felicidad de aquel momento, era y es parte de mi vida. Al descansar leía libros, entre ellos el de Juan Salvador Gaviota. Yo en medio de ese gran espacio extendía los brazos alzando la vista decía ‘esto es grandioso’ ".

Teresita comenta que nunca midió el tiempo que permanecía observando la magnitud y belleza del cráter; unos días sólo caminaba e inspeccionaba cuidadosamente y, a pesar de que todos los días podría parecer que hacía lo mismo, cada descubrimiento era único.

El regreso a la superficie

En sus recuerdos tiene muy presente la laguna de agua azufrada, que estaba caliente, en la que se lavaba las manos. También había azufre puro, con un aroma muy concentrado. Se siente afortunada de que no tuvo complicaciones en su salud en esa época, ni hasta la fecha.

Cuando terminó su hazaña en el interior del volcán, recogió todas sus cosas y se alistó para ascender; una vez afuera, ella y su equipo de apoyo bajaron al Refugio Tlamacas y fueron recibidos por una ambulancia y compañeros del grupo.

En ese momento se configuró el récord mundial porque nadie había pernoctado ni una sola noche dentro del cráter del Popocatépetl, un volcán activo.

Los descensos y ascensos al cráter por diversos grupos de alpinistas continuaron hasta 1994, cuando se prohibió de manera oficial el acceso debido al incremento en la intensidad de su actividad; Teresita comenta que en la actualidad la laguna ya no existe porque fue consumida por la lava.

Los días de Teresita después de aquella hazaña y su actualidad

Después del récord, el presidente del grupo al que pertenecía le dijo en septiembre de 1988 que el Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud (CREA) le iba a otorgar un reconocimiento como uno de los dos mejores montañistas del año.

La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo
La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo

Baeza Ríos siguió yendo a excursiones de montaña hasta que se casó y fue mamá, pero regresó de manera continua en 2014 y desde septiembre de ese año ha salido a excursiones en compañía de sus hijos.

Sus hijos siempre se mostraron orgullosos de su mamá y, en algunas ocasiones, logró convencer a mamás de sus amiguitos para llevarlos a “la montaña”. Por ahora, lo único que les ha impedido seguir saliendo de excursión es la pandemia por Covid-19.

La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo
La mujer que se convirtió en leyenda al dormir en el cráter del Popo

Fotos: El Universal cortesía de Teresita de Jesús Baeza Ríos

Con información de El Universal

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