No es que seas un “chavo-ruco”, pero si tu memoria revivió un recuerdo anclado con los nombres del yoyo Duncan, avalanchas Apache y hornito Mi Alegría es porque en tu niñez conociste, tuviste o deseaste uno o todos estos juguetes.

¡Apache, dura, dura, dura. Yo quiero uno!. Sí, ese era el jingle de la marca Apache, que tenía su producto estrella: los triciclos en color rojo o azul para el disfrute de niñas y niños.

Se trata de un producto de Bicileyca S. A, de C. V que en Tlaxcala abrió sus puertas a mediados de 1960, pero se consolidó en 1975, cuando también decide lanzar la avalancha.

La avalancha es un vehículo estilo patineta, solo que un poco más ancha, con volante y freno de mano donde el conductor va sentado, pero con las piernas completamente estiradas.

Ver una unidad de este tipo era símbolo de adrenalina, diversión, raspones y uno que otro descalabro, pues si bien podía jugarse en terrenos planos, lo divertido era dejar tu suerte a la gravedad desde una pendiente.

Apache a la fecha emplea a cerca de 250 trabajadores en la empresa, la cual continúa fabricando triciclos, bicicletas y patines del diablo en diversos colores y con vistosos detalles, tal como lo muestra en sus redes sociales donde cuenta con más de un millón de seguidores.

Yoyo Duncan

Otro de los juguetes deseados fueron los yoyos Duncan, considerados por los niños como los mejores en el mercado, y quienes se organizaban para participar en los concursos que todos los sábados se hacían en la ciudad de Puebla.

El creador de este original juguete fue Donald F. Duncan, quien en 1958 produjo su primer yoyo con forma de mariposa, después de la idea inicial de invertir el diseño original de los yoyos (1928) imperiales clásicos y hacer un yoyo más ancho.

Este juguete no solo atrajo a los niños, sino también a las niñas, pero todos se llevaban uno que otro golpe en los dedos cuando no se media el rebote del yoyo.

Discusiones sobre si debía ensartarse la cuerda en el dedo índice o en el dedo medio, eran las de menor relevancia en comparación con demostrar y defender que te sabías varios trucos con el yoyo.

“Columpio”, “la vuelta al mundo”, “Robin Hood”, “caminando el perro”, “el durmiente”, son algunos de los nombres de las suertes que todo jugador debía saber, por mencionar solo algunos.

Los trucos lucían con los yoyos cuyo interior se iluminaba con el movimiento, pues salieron algunos con luz y otros más con algunos diseños o etiquetas en las tapas de cada cara del yoyo.

Horno Mágico Mi Alegría 

A la nostalgia viene la marca de juguetes mexicanos Mi Alegría, la cual lanzó su línea Lilí para niñas, y Ledy para niños.

Sus artículos eran innovadores porque bien podría tratarse de un juego de mesa hasta despertar toda tu curiosidad con juegos de magia o laboratorios de ciencia. Pero uno de los consentidos y añorados fue el Horno Mágico.

Incluso, próximos a días de Reyes Magos, Día del Niño o Navidad, se puede encontrar en las redes sociales comentarios de adultos que de niños su mayor deseo era recibir de regalo un hornito, pero nunca llegó.

Este aparato eléctrico media un promedio de 30 centímetros de alto y 20 de ancho, pero funcionaba como un horno de verdad. Incluso la caja contenía moldes para pastel y un sobre con el polvo listo para prepararlo.

Las instrucciones eran sencillas y era emocionante ver que al meter el molde con la pasta al horno, en cuestión de minutos podrías disfrutar del pan.

A pesar que en el mercado otras marcas quisieron replicarlo, incluso con diseños más modernos, no lograr desbancarlo de la lista de los juguetes consentidos, pese a su color naranja calabaza y sus hornillas en aluminio que lo distinguían.

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