Entre los Pueblos Mágicos, de Cuetzalan y Zacatlán, en el municipio de Zapotitlán de Méndez, se localiza uno de los lugares turísticos de Puebla más fascinantes: las grutas Karmidas.
Visitar estas grutas es uno de los paseos más espectaculares que se pueden realizar en el estado de Puebla, pues este lugar revela la belleza de las entrañas de la tierra, a través de un paisaje que ha sido esculpido al paso de miles de años.
Para acceder a estas grutas es recomendable acudir con un guía que muestra el recorrido, el cual avanza por cinco salones: el Salón de los Diamantes, el Salón Blanco, el Salón de los Recuerdos, el Salón del Silencio y la Laguna Encantada, en la cual una serie de formaciones calcáreas forman lo que parece una ciudad submarina.
En la galería principal, de 30 metros de altura, destaca la enorme estalagmita llamada Columna de la Independencia.
Otras estalagmitas reciben nombres como el Cerebro o la Mujer Acostada Otro gran atractivo es el efecto espejo de la Laguna Encantada, en la que las formaciones calcáreas parecen una ciudad submarina.
El descubrimiento de este fascinante sitio sucedió por accidente cuando Don Miguel Manzano Lobato, un industrial de la región, buscaba agua para la producción de su fábrica de aguardiente.
Miguel Manzano bautizó a las grutas como Karmidas, en honor a un personaje de la novela El último ateniense, escrita por Victor Rydberg.
¿Cómo llegar a las Grutas Karmidas?
Las grutas Karmidas se ubican en el corazón de la Sierra Mágica de Puebla, a 179 kilómetros de la capital del estado. Hay que tomar la carretera federal 129, después por la Carretera estatal 575 y finalmente por la Interserrana (108) hasta Zapotitlán.
El acceso a las grutas se realiza a través de un túnel donde circula un arroyo; mide aproximadamente 1.5 metros de ancho por 2 de alto.
Después de recorrer 30 metros se llega a un salón que se bifurca en otros más pequeños, entre ellos: el salón del silencio y el de la laguna encantada.
El visitante puede admirar la gran cantidad de estalactitas, estalagmitas, pisolitas, aragonitas, de formas caprichosas, las cuales han tomado nombres como búho, la cascada, la catarata, el órgano, la coliflor, la bóveda estrellada, el barco, el casco vikingo, los brillantes, el pelícano, el hombre ahorcado, el trono, el cisne, la ciudad perdida, los corales y muchos más.
Con información del Unión Puebla, INAFED y la Secretaría de Turismo