El pasado 17 de diciembre, los ex conventos de Tochimilco, Calpan y Huejotzingo, cumplieron 27 años de haber sido nombrados Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Ubicados en las laderas del volcán Popocatépetl, con este nombramiento dejaron de ser solamente espacios de culto para ser mostrados al público como elementos que se deben apreciar y proteger en todas sus proporciones, empezando desde lo arquitectónico.
Estos 3 conventos juntos con otros 11 ubicados en el estado de Morelos, fueron construidos por las órdenes dominicas, agustinas y franciscanas, y fueron inscritos en el listado internacional el 17 de diciembre de 1994.
El reconocimiento se debió a que constituyen un testimonio de patrón arquitectónico concebido para lograr la evangelización de un extenso territorio, cuya característica principal era el uso de espacios abiertos, como los grandes atrios, que en Europa no existían.
Asimismo, el nombramiento ha contribuido a la captación de recursos para restaurar y consolidar los inmuebles por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los trabajos del INAH han contribuido a la consolidación en templos, atrios, capillas posas y abiertas, bardas y en el entorno de estos monumentos.
La declaratoria realizada por la UNESCO en 1994 fue un reconocimiento a su alto valor histórico y cultural, cuyo impacto se esparció sobre una amplia área, no sólo desde mediados del siglo XVI, en el centro y sureste de México, sino que continuó su expansión en la colonización y evangelización de las tierras hacia el norte en el siglo XVIII.
Dicho impacto alcanzó también al actual Estados Unidos, desde el océano Atlántico hasta las costas del Pacífico, en forma de pequeños establecimientos conocidos como misiones.
Entre los elementos que tomó en cuenta la UNESCO para la declaratoria, fue su originalidad en la conservación tanto de los elementos fundamentales del conjunto monástico, como de la traza original y su ubicación geográfica.
Entre los 14 conventos declarados Patrimonio Mundial destaca el de Huejotzingo y que es muestra de cómo se preserva, restaura y atiende desde el punto de vista de conservación y difusión.
Cabe destacar que la mayoría de los pueblos donde se ubican los conventos son de origen prehispánico y conservan muchas expresiones de tiempos ancestrales.
El conocimiento del entorno ambiental, la medicina tradicional, el ordenamiento urbano en barrios y rituales con honda raíz, como el del día de muertos, son algunas señas del legado indígena que se encuentra en los pueblos donde se edificaron estos conventos
Es de destacarse que a pesar de haber sido construidos hace 500 años se encuentran en un excelente estado de conservación.
Además son un testimonio de un patrón arquitectónico único concebido para la evangelización y por ser espacios en los que se realizó un importante intercambio de influencias entre la cultura europea y la americana.