Si este fin de semana buscas un plan cercano a la ciudad que combine historia y belleza arquitectónica, Tecali de Herrera es el destino perfecto. Conocido en náhuatl como la "Casa de Piedras", este pintoresco municipio alberga una majestuosa joya arquitectónica: el Ex Convento Franciscano de Santiago Apóstol, una obra maestra del renacimiento que ha sobrevivido al paso del tiempo y ahora se erige como un testimonio de la riqueza histórica de Puebla.
Tecali de Herrera tiene profundas raíces en la época prehispánica, siendo hogar de nahuas y popolocas que tributaban al imperio mexica. Tras la llegada de los españoles, fue parte de la provincia del Santo Evangelio, bajo la orden de los franciscanos que evangelizaron la región.
De acuerdo con el Sistema de Información Cultural (SIC), la construcción del Ex Convento comenzó en 1569 y finalizó en 1580, bajo la supervisión de Claudio de Arciniega, uno de los arquitectos más importantes del virreinato de la Nueva España y también responsable de las trazas de la Catedral de México. Este convento es un ejemplo sobresaliente de la arquitectura renacentista purista, conocido por su simetría y proporciones elegantes.
A pesar de que hoy solo quedan las ruinas de esta magnífica edificación, el Ex Convento sigue sorprendiendo a sus visitantes. Su fachada manierista de gran belleza y las imponentes columnas unidas por arcos de medio punto nos transportan a otra época, donde el estilo renacentista predominaba en la Nueva España.
A lo largo del tiempo, este convento ha mantenido su estructura completa, un hecho único entre los cuatro conventos similares que existen en el estado de Puebla. Gracias a la restauración realizada en 1967, aún es posible admirar su grandiosidad, incluyendo los restos de frescos que decoran su entrada y sus serenos jardines, que invitan a la contemplación.
Ex Convento Franciscano de Tecali de Herrera es más que un conjunto de ruinas; es un lugar lleno de historia y encanto, digno de admiración por su importancia cultural y arquitectónica. No es de extrañar que esté protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que resguarda este tesoro para las futuras generaciones.
Si decides visitar este icónico lugar, el costo de entrada es accesible, pero te recomendamos aprovechar los domingos, cuando la entrada es gratuita.
