La adquisición de un generador eléctrico para un domicilio particular es una opción ante las fallas eléctricas, pero hay una serie de elementos que se deben considerar.
Sin duda, la evolución tecnológica y la necesidad de contar con energía eléctrica para hacer frente no solo a las altas temperaturas, sino también a aspectos médicos, llevan a considerar la posibilidad de adquirir una planta generadora de luz.
¿Qué hay que tener en cuenta al comprar un generador eléctrico?
En primer lugar, hay que considerar que la potencia de un generador eléctrico para una casa depende del tamaño del inmueble, el número de integrantes de la familia, pero sobre todo de la cantidad de aparatos eléctricos a utilizar.
Por tanto, es necesario contar con el apoyo de un especialista para calcular la cantidad de energía que se debe generar para contar con el abastecimiento adecuado y, con base en ello, determinar qué tamaño de planta se debe adquirir.
En general, los generadores eléctricos se pueden utilizar en hogares y pequeñas industrias o negocios pequeños.
Otro elemento a considerar es el lugar donde se ubicará, ya que debe contar con una protección elemental y, dado que generalmente operan con combustible, se debe tener un almacenamiento previo.
Los hay que operan con gasolina, diésel e incluso gas. Además, se debe considerar que, aunque se ofrezcan como silenciosos, generarán de manera obligada ruido.
También requieren de un mantenimiento preventivo para que estén en condiciones de operar en cualquier momento.
Quizás el elemento más importante es realizar la conexión necesaria para garantizar que la planta generadora opere solo ante la falta del suministro de energía eléctrica de la CFE, a fin de evitar un conflicto que pudiera afectar no solo la instalación en general, sino también los aparatos que están conectados.
En resumen, adquirir una planta doméstica que genere energía eléctrica puede parecer una acción sencilla, pero su selección, instalación y operación requieren del apoyo de profesionales en la materia. Esto se debe a que se debe consumir un margen menor de energía del que se genera, por cuestiones de protección.