La ciudad de Puebla posee un gran patrimonio monumental, lo que incluye sus templos religiosos, muchos de ellos más visitados que otros por su belleza arquitectónica y por poseer imágenes que los católicos consideran muy milagrosas, como el Niño de la Sonrisa.
Ya el nombre provoca que los creyentes se imaginen el rostro de la imagen, un niño con un gesto de alegría y ternura en el rostro, lo que también transmite paz y calma a quienes lo observan.
Dentro de la Iglesia católica, la infancia de Jesús se representa en la imagen del Divino Niño Jesús, que viste una túnica rosa, con un cordón dorado a la cintura, y la mayor parte de los festejos es cada 25 de diciembre.
En Puebla, además de la imagen del Divino Niño Jesús, los poblanos también le tienen una devoción a tres representaciones de la infancia de Jesús:
- El Santo Niño Jesús Doctor de los Enfermos, en Tepeaca.
- El Santo Niño Cieguito, del templo conventual capuchinas, en Puebla.
- El Santo Niño de la Sonrisa, en la parroquia de San José, en Puebla.
Parroquia de San José
Es en la parroquia de San José a donde los fieles y creyentes acuden para visitar la imagen del Niño de la Sonrisa.
De la historia de esta imagen no hay muchos datos, pero tiene su fiesta cada 26 de noviembre, fecha en la que sale del templo por los portadores, avanza por algunas calles del barrio y regresa a su capilla.
La parroquia de San José se ubica en la calle 2 Norte número 1803, del Barrio de San Antonio. En su interior está la capilla del Niño de la Sonrisa, donde luce la imagen de un niño Jesús de pie, más o menos de 50 centímetros de alto.
La imagen viste ropas blancas, como una túnica y se cubre con una capa de terciopelo rojo que se sujeta al cuello.
También luce una gran corona dorada a la cabeza, mientras que su rostro esboza una sonrisa tenue en su rostro chapeado y con la mirada baja, como viendo hacia quienes se arrodillan para pedirle un favor.
La parroquia de San José también cuenta con la Capilla Expiatoria, Capilla de Jesús Nazareno, Capilla de Santa Ana, Capilla del Calvario y el Bautisterio.
En este templo la imagen se resguarda desde hace varias décadas, pero no se precisa la fecha, pues la devoción a San José en Puebla se remonta a 1556, a un cuarto de siglo de la Fundación de Puebla, cuando el Ayuntamiento trató de resolver a través de una advocación divina, ya que no se disponía de otro remedio, el grave problema de los rayos que causaban frecuentes desgracias en la ciudad.
Posteriormente, el obispo Diego Romano (1579-1606), al inicio de su gobierno episcopal, mandó construir un primitivo templo para segregar de los barrios del norte de la ciudad. El templo quedó listo para 1595 y se dedicó a San José.
