Los higos, a diferencia de la creencia más extendida, no son frutas, sino que son una esecie flor invertida que surge del árbol de la higuera.
Las higueras no florecen de la misma manera que otros árboles frutales, por lo que los higos son una infrutescencia, es decir un conjunto de frutas, lo que en otras palabras significa que son flores invertidas que florecen dentro de este gran capullo oscuro con tonos rojizos que conocemos como higos.
El higo es un fruto suculento con un alto grado de valor nutricional y también tiene diversas formas de consumo, por ejemplo, fresco, deshidratado, en miel o en tarta.
Además, es rica fuente de benzaldehídos, contiene enzimas y flavonoides, elementos que ayudan en el proceso digestivo; también posee cantidades significativas de hierro, potasio, betacaroteno y fibra.
De igual forma, el higo tiene elementos antioxidantes, por lo que retrasan el envejecimiento, sostiene una investigación realizada por la Universidad del Estado de México.
Es un alimento que debido a sus múltiples preparaciones es bien aceptado por los productores de 15 estados en México, principalmente en Morelos, Baja California Sur, Veracruz, Puebla e Hidalgo, por lo cual en Menú te presentamos más de este increíble producto y el origen de su miel.
Como primer punto y de acuerdo con Cienciorama UNAM, un portal especializado en investigaciones científicas, la higuera es una planta angiosperma, esto quiere decir que debe dar flores para reproducirse y asegurar la permanencia de su especie.
Sin embargo, la flor de la higuera no está a simple vista, pues se esconde dentro del higo o sicono, que realmente no es una fruta sino un receptáculo con forma de pera que tiene una apertura en el extremo inferior llamado ostiolo.
También el higo es considerado un falso fruto, debido a que el fruto real se encuentra en el interior del higo después de la fecundación.
De hecho no hay una sino miles de diminutas flores en el interior del sicono que forman una masa deforme y compacta de filamentos rosas, que darán, al ser fecundadas por el polen, unas frutas igualmente diminutas.
Así que cuando se come la miel de un higo o algún producto derivado realmente se consumen cientos de pequeñas flores dulcificadas y fecundadas según la maduración del higo, afirma este sitio web especializado.
Relación con las avispas
Uno de los actores principales y auténticos polinizadores de las higueras son las avispas, que en su gran mayoría pertenecen a la familia Agaonidae y se caracterizan por su milimétrico tamaño.
El principal objetivo de las avispas no es polinizar las flores dentro del higo, sino el asegurar que sus hijos tengan un lugar en donde puedan crecer y reproducirse, aunque de igual forma convergen en este proceso de la higuera, pues ambos seres vivos se ayudan mutuamente.
Las avispas hembra “embarazadas” y cargadas de polen son atraídas a un higo inmaduro, al cual ingresan por el ostiolo, aun siendo muy pequeñas suelen tener algunos contratiempos durante el acceso a ese agujero, pues al hacerlo generalmente pierden sus alas y antenas.
Después de tal maniobra para ingresar, las avispas depositan decenas de huevos en las flores femeninas y al terminar, estas avispas hembra mueren dentro del higo.
A medida que el higo madura, los huevos de las avispas, machos y hembras, se van desarrollando dentro de algunas flores femeninas, mientras que en las otras flores que llegaron a ser polinizadas, se forman los frutos y semillas.
Las avispas macho alcanzan la madurez antes que las hembras, al salir de sus agallas deben copular con las hembras, e inmediatamente tienen que cavar túneles que, posteriormente, le servirán a las hembras para escapar del higo y continuar con el ciclo.
De hecho, es por esta razón que las avispas macho nacen sin alas, no las necesitan porque nunca abandonan el higo, mueren allí; sin embargo, los cuerpos de las avispas se descomponen dentro del higo gracias al trabajo de una enzima del fruto llamada ficina, la cual transforma al insecto en proteína.
Por lo cual es necesario aclarar que cuando se come la miel de un higo o algún derivado como la mermelada no se están comiendo avispas, pues ya existió un largo proceso previo para que se transformen y desaparezcan, asegura el Instituto de Ecología Mexicano a través de su sitio web.