El volcán Popocatépetl es uno de los más vigilados en el mundo gracias a la red de monitoreo volcánico.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) señala que el estado actual de la instrumentación del Popocatépetl consiste en 11 cámaras y 12 sismómetros –algunos de banda ancha–, estaciones para medir deformación, sensores infrasónicos, estaciones meteorológicas y un detector de flujos de sedimento y agua (lahares).
Dicha red es un auténtico "Big Brother", retomando el concepto surgido a partir de la obra de Orwell, que se ha incrementado y mejorado al paso de los años. (Los fanáticos de J. R. R. Tolkien podrían decir que es algo así como un ojo de Sauron, sin párpado, que todo lo vigila en torno al coloso).
Actualmente este "Big Brother" que vigila a "Don Goyo" recolecta más de dos mil 400 datos por segundo del coloso, provenientes de instrumentos y comunicaciones como sismómetros, estaciones GNSS (sistema global de navegación por satélite), mediciones de deformación y señales de infrasonido. Todo esto ha permitido alimentar el semáforo volcánico que diariamente se informa a la población.
La red de monitoreo volcánico que vigila al Popo opera las 24 horas de todos los 365 días del año.
Su labor es compleja debido a la logística y presupuesto que requiere, pues se necesita contar con personal especializado para el mantenimiento de los equipos, tanto en campo como en laboratorio, así como para la difusión de la información.
Aunque el Cenapred es la institución que concentra la información y datos, el monitoreo volcánico es producto del trabajo conjunto y coordinado de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con los municipios y gobiernos estatales.
Son las áreas de Protección Civil de municipios y entidades las que, a partir de la información recabada, elaboran los planes de operación y evacuación, y sus protocolos. Esto ha permitido que actualmente se cuente con un solo plan operativo en caso de contingencias volcánicas, donde cinco entidades (Puebla, Tlaxcala, Morelos, Estado de México, CDMX) tienen establecidos mecanismos de acción.
Entre los desafíos que enfrenta la red de monitoreo volcánico se encuentra mejorar el monitoreo geoquímico en torno al Popocatépetl.
Los especialistas del Cenapfred y la UNAM han señalado la pertinencia de incluir otro tipo de sensores para la medición de emisiones de gases y la posibilidad de instalar una cámara térmica de manera permanente.
El "Gran Hermano" que vigila obsesivamente al volcán Popocatépetl desde hace 25 años ha evolucionado desde tecnologíoas analógicas, con transmisión por radio, pocas computadoras y pocos medios para difundir la información, a una red que en tiempo real alerta sobre cualquier contingencia.
En 1998 unas cuantas cámaras analógicas observaban la actividad de "Don Goyo". Imágenes muy borrosas de poca calidad permitían apreciar destellos y algunos fragmentos incandescentes.
Ahora, los ojos del "Gran Hermano" que mira al Popocatépetl son capaces de brindar imágenes con gran resolución, lo que ayuda a detectar la actividad eruptiva con gran detalle.
Además, la capacidad de informar en tiempo real y difundir a través de redes sociales la información en torno al Popocatépetl es un eslabón más en la cadena de elementos con los que cuenta el "Big Brother" volcánico, cuyo objetivo principal, es salvar vidas.
Este contenido se elaboró con información de la UNAM y el Cenapred