El Día Internacional del Patrimonio Mundial se celebra el 16 de noviembre y, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia (UNESCO), México cuenta con 35 sitios inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, 27 como bien cultural, seis como bien natural y dos como bien mixto.
Entre los sitios de Puebla que son reconocidos como Patrimonio Mundial están su Catedral, la Biblioteca Palafoxiana, la Capilla del Rosario, así como elementos de su gastronomía y artesanías.
México es el país de América con más reconocimientos en el listado y ocupa el sexto lugar en el mundo, solo después de Italia, España, China, Francia y Alemania.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), le otorgó al Centro Histórico de Puebla el 11 de diciembre de 1987, la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El patrimonio es el legado cultural que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitiremos a las generaciones futuras.
Con la Convención de 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural la UNESCO establece que ciertos lugares de la Tierra tienen un “valor universal excepcional” y pertenecen al patrimonio común de la humanidad.
El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, comprende además expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial o patrimonio vivo es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural.
Por otra parte, el patrimonio cultural ha adquirido una gran importancia económica para el sector del turismo en muchos países. Esto también genera nuevos retos para su conservación.
En Puebla existen tres nombramientos de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO: el Centro Histórico de Puebla, los primeros Monasterios Del Siglo XVI en las laderas del Popocatépetl y la Reserva del Valle De Tehuacán-Cuicatlán, que se comparte también con Oaxaca y que entra en la categoría de Patrimonio Mixto, por su valor universal excepcional, tanto natural como cultural.
La ciudad original, Ciudad de los Ángeles, se trazó según una trama urbana renacentista formada por cuadrados rectangulares dispuestos en una orientación noreste-sureste.
Puebla está situada en lo que fue el Valle de Cuetlaxcoapan, al pie de uno de los volcanes más altos de México, conocido como Popocatépetl. En el México Colonial, su ubicación estratégica en la ruta comercial y comercial entre el Puerto de Veracruz y la Ciudad de México, la convirtió en una ciudad de gran trascendencia, pues ello le permitió ser un importante punto intermedio y núcleo del eje atlántico durante más de dos siglos.
La ciudad ejerció una influencia considerable en el siglo XVI y recibió varios títulos nobiliarios durante este siglo. 1532, recibió el “Título de ciudad” (ya que la ciudad fue fundada en 1531) y en 1538 el “Escudo de armas”; ambos entregados por Carlos V y firmados por su esposa, Isabel de Portugal.
En 1558 recibió el nombramiento de “Ciudad Noble y Leal de Los Ángeles” y, en 1576, mediante otro Real Decreto, fue declarada “Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Los Ángeles”.
Muchos edificios de los siglos XVI y XVII han sobrevivido, incluida la universidad fundada en 1587 como Colegio del Espíritu Santo, importantes estructuras religiosas como la Catedral (que data de 1575) y hermosos edificios como el antiguo palacio arzobispal, donde se encuentra la Biblioteca Palafox, establecida en 1646 y reconocida como la primera biblioteca de las Américas.
Muchas casas están revestidas con azulejos de colores conocidos como azulejos. El uso de estos azulejos ilustra un nuevo concepto estético y la fusión de estilos europeos y americanos propios del barrio barroco de Puebla.
El Centro Histórico de Puebla ha conservado su integridad principalmente a través de la retención y extensión del plan de cuadrícula renacentista original presentado a mediados del siglo XVI. Actualmente se conserva en el perímetro protegido o zona de amortiguamiento alrededor del núcleo histórico. Además, hay una gran cantidad de edificios religiosos, públicos y residenciales que ilustran la evolución de la ciudad desde el siglo XVI al XIX.
Y es por todos estos elementos históricos y culturales, que el 11 de diciembre de 1987 obtuvo la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO.
Inscritos en el Catálogo de Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1994, los primeros Monasterios del siglo XVI en las laderas de Popocatépetl son una propiedad en serie con 14 partes ubicadas en los estados de Morelos y Puebla, construidos como parte de la evangelización y colonización de los territorios del norte de nuestro país.
Estos edificios son representativos del modelo arquitectónico adoptado por los primeros misioneros –franciscanos, dominicos y agustinos– que evangelizaron a las poblaciones indígenas en el siglo XVI.
Son también un ejemplo de una nueva visión de la arquitectura, en la que los espacios abiertos cobraron una nueva importancia. Modelo que ejerció una gran influencia en todo el territorio de México y más allá de sus fronteras.
Los conventos inscritos en la lista pertenecientes al estado de Puebla, son: Convento de San Francisco de Asís, en San Andrés Calpan; Convento de San Miguel Arcángel, en Huejotzingo y el Convento de la Asunción de Nuestra Señora, en Tochimilco.
Un número considerable de estos edificios tienen un explícito aspecto militar, y elementos compositivos de marcado origen mudéjar y renacentista. La expresión de la cultura nativa también está presente, desde los espacios abiertos utilizados para el culto hasta el trabajo expresado en las decoraciones y las pinturas murales.
La característica distintiva de estos monasterios reside en la relación entre los espacios abiertos y construidos y, sobre todo, en el énfasis puesto en la amplia explanada o atrio con sus posas individuales y capillas abiertas que ofrecían una variedad de soluciones.
Los monasterios se fundaron en zonas densamente pobladas por indígenas, con el objetivo de brindar puntos focales para los asentamientos urbanos, función que ha sobrevivido hasta nuestros días.
El nivel de autenticidad en el diseño y los materiales en los monasterios es alto. Después del Concilio de Trento, muchos de los edificios monásticos se convirtieron para otros usos y en el transcurso del siglo XIX se construyeron nuevos edificios públicos, como escuelas y clínicas, en el recinto del monasterio.
Sin embargo, todas las iglesias han conservado su función original y, como resultado, han conservado la mayor parte de su forma y mobiliario originales, aspectos evaluados por la Unesco, para otorgarles la categoria.
El 4 de julio de 2018, la UNESCO declaró la Reserva del Valle de Tehuacán-Cuicatlán Patrimonio de la Humanidad, por ser además, Hábitat Primigenio de Mesoamérica.
Por su Valor Universal Excepcional, tanto natural como cultural, que incluso le valió ser declarado en 2012 Reserva de la Biósfera de la UNESCO, quedó inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como sitio mixto.
Es además, el segundo sitio mexicano que se convierte en Patrimonio Mixto de la Humanidad, después de la Antigua Ciudad Maya y Bosques Tropicales protegidos de Calakmul, en el corazón de la península de Yucatán (sur), que entró en esta lista en 2016.
El sitio Tehuacán-Cuicatlán se ubica en un complejo sistema de sierras y valles que generan una gran biodiversidad y diferentes ecosistemas.
Una de las características ecológicas más excepcionales del valle de Tehuacán-Cuicatlán es que cuenta con una de las mayores concentraciones de cactus columnares en el mundo; 45 de las 70 especies reportadas en México se encuentran en esta porción central del país.
El área también contiene arbustos xéricos, bosque caducifolio tropical, bosque de pinos, pino-encino y bosque nublado.
Al ser a su vez un sitio clave para el origen y desarrollo de la agricultura en Mesoamérica, Tehuacán-Cuicatlán ha proporcionado información importante sobre la domesticación de diferentes especies, como el maíz, la pimienta, el amaranto o la calabaza
En mayo del 2017, el sitio fue incluido dentro de la Red de Geoparques de la UNESCO, los cuales “cuentan la historia de 4 mil 600 millones de años del planeta Tierra y de los acontecimientos geológicos que le dieron forma, así como la evolución de la humanidad misma.