Desde tiempos inmemoriales México es uno de los países con mayor producción de cacao a nivel mundial, se produce principalmente en los estados de Tabasco, Chiapas y Guerrero donde las características geográficas de la región permiten su cultivo.
Estudios recientes han demostrado que el cacao crudo, es bueno para la salud, es un antioxidante, antiinflamatorio, entre otros beneficios.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) el cacao se obtiene de una planta tropical descubierta por los olmecas, a quienes se les atribuye ser los primeros en cultivarlo y prepararlo en una bebida llamada Xocolátl, consumida en ceremonias y considerada alimento de los dioses y el oro de los aztecas.
En 2010, la Organización Internacional de Productores de Cacao (ICCO) y la Academia Francesa de los Maestros Chocolateros y Confiteros, propusieron que se dedicara un día a reconocer las propiedades de este fruto y fue así como acordaron cada 7 de julio conmemorar el Día Mundial del Cacao.
En nuestro país el 2 de septiembre fue designado como Día Nacional del Cacao y Chocolate, con el afán de propiciar el consumo de cacao mexicano, y así extender los conocimientos que se tienen sobre el mismo. El principal uso del cacao es la elaboración del chocolate, sin embargo, existen comidas y bebidas prehispánicas que tienen al cacao como base de su preparación.
De acuerdo con el Archivo Histórico Municipal de Puebla, en el "libro de Actas de Cabildo de 1635 a 1639", se dice que el cacao llegaba a Puebla de Guatemala, Maracaibo y Tabasco.
El chocolate en esa época era la opción favorita de muchas religiosas, que podían ingerir por la mañana y por la tarde, fue tanto su gusto que en los conventos y monasterios de Puebla se levantaron los famosos chocolateros.
(Los chocolateros eran edificaciones que se disponían de manera circular alrededor de un sitio con hogar, para colocar las ollas con chocolate caliente, con bancas y así tomar cómodamente esta delicia).
Se cree que en el Ex Convento Santa Mónica, había un chocolatero, donde las religiosas al terminar de rezar el oficio divino descansaban degustando esta bebida.
Como sabemos, el mole poblano es un platillo típico de nuestro estado, reconocido a nivel internacional y con una fuerte representación histórica. Una de las leyendas más importantes de su creación, es la que asegura que fue creado en el año 1861, en el Convento de Santa Rosa por Sor Andrea de la Asunción.
Se dice que la madre buscó una receta original para sorprender al obispo don Manuel Fernández de Santa Cruz y virrey Conde de Paredes y Marqués de la Laguna. Y fue por inspiración divina que comenzó a mezclar anís, clavo, canela y pimienta negra a la par que una variedad de chiles; agregó ajos, tomatillos y ajonjolí y puso también almendras, cacahuates molidos, para terminar con el toque del chocolate amargo de Puebla.
Se dice que las cocineras indígenas molieron todo en el metate y exclamaron ante la espesa mezcla "mulli, molli!", al escuchar esto sor Andrea repitió "¿mole?". Y fue así como nació este famoso platillo.
Actualmente los ingredientes pueden variar, en cada casa se preparan de diferente manera, pero lo que siempre lleva en Puebla es: chile ancho, chile mulato, chile pasilla, chipotle, clavo, pimienta gorda, comino, canela, anís, chocolate, cacahuate, almendra, nuez, pepitas, ajonjolí, pasas, jitomate, tomate, ajo y cebolla.
Xocolátl
El Xocolátl es una bebida típica de Cholula, se dice que los antiguos cholultecas eran amantes del cacao, aparte de usarlo como moneda, lo utilizaban en la preparación de bebidas.
En Cholula se prepara el cacao con maíz amarillo, azúcar, y se sirve en una jícara de madera de un árbol llamado pancololote.
El Cacao de chocolate de agua o Xocolátl se puede encontrar todo el año, principalmente en el Mercado de Cholula o bien los fines de semana en el zócalo
Xole
El Xole lo puedes encontrar en Teziutlán, es un atole negro, elaborado a base de cacao, maíz quemado, canela, panela y otros ingredientes.
Al igual que el Xocolátl se sirve en jícaras para conservar su sabor, se puede tomar frío o caliente de preferencia acompañándolo de un rico pan.