Recordar a nuestros difuntos en México es una tradición ancestral que se sigue conservando y varias regiones del territorio nacional se distinguen por sus rituales.
En el municipio de Huaquechula, Puebla, es de todos conocido que estas ofrendas son muy peculiares, sobre todo monumentales que llegan a tener un costo de hasta 50 mil pesos, tan solo de estructura a base de madera y tela de satinada blanca.
De acuerdo con información de Silverio Feliciano Reyes Sarmiento, cronista de Huaquechula, en el primer nivel se coloca todo lo que le gustaba al difunto.
Este nivel es a ras de piso donde debe haber un camino de pétalos de cempasúchil con el propósito de trazar el sendero que seguirán las ánimas para llegar a casa.
También se coloca sahumerio con copal, el candelero que es una artesanía de barro que sirve para sostener las ceras, las ceras son escamadas y con ramo, las cuales las regalan los parientes y amigos cercanos del difunto.
En ese mismo nivel se colocan alfeñiques, es un dulce típico de azúcar en forma de borreguitos, aves y cestas con flores.
El pan blanco que representa el alma del difunto; así como comida y bebida que era la preferida de la persona que ya falleció. También se ofrendan rosquetes, pan que tiene forma como de un moño, así como pan colorado en forma de cuerpo humano o mejor conocido como muñecos, hojaldras de ajonjolí y azúcar.
En este primer nivel no puede faltar un espejo con fotografía, en conjunto simbolizan la intangibilidad del alma.
El segundo nivel está dedicado a los santos y ángeles para que ayuden al alma de la persona muerta a escalar el último peldaño.
En este nivel se colocan imágenes de ángeles que son los guardianes en vida y muerte y acompañan al ánima.
Los clásicos llorones de Huaquechula, que son imágenes en barro, cerámica o yeso de pequeños niños que se cubren la cara con una mano, como si estuvieran secándose las lágrimas y aluden a los deudos de las ánimas.
Por lo general los habitantes de Huaquechula colocan la imagen de la Virgen de Guadalupe, de la cual son muy devotos, pero pueden colocar la imagen religiosa a la cual se encomendaba la persona que ya falleció.
El tercer nivel es una representación del cielo al que llegarán las ánimas, por lo que se ubica en la parte más alta de la ofrenda.
Como elementos debe tener la figura de ángeles, una cruz o cáliz, ya que representan la divinidad, la gloria de Dios.
En Huaquechula, prácticamente, las familias destinan la primera habitación de la casa para montar la ofrenda de piso a techo y de lado a lado. Por lo general es el espacio que se ocupa como sala o comedor.
Se llena de luces de focos y ceras, así como flores blancas, de cempasúchil y morada conocida como pavorreal.
A cada visitante que llega a conocer estos altares monumentales se les obsequia un plato de mole o una taza de chocolate de agua con pan.
Para que no llegues con las manos vacías se recomienda regalar unas velas o ceras a los dolientes y respetar su ofrenda durante la visita.
Para este 2023 se montarán 33 altares monumentales que corresponde a igual número de personas que murieron en lo que va del año.