El achiote es una semilla de color rojizo que imprime sabor y color a platillos de diversas regiones de México, entre ellos los tacos al pastor.

Tabasco, Campeche y Yucatán son los estados de la República en donde más se cultiva, sin embargo también se reporta su distribución en Puebla, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Campeche y Chiapas.

Este ingrediente ha sido utilizado desde la época prehispánica y entre los platillos que lo integran en sus recetas estánla cochinita pibil, los codzitos yucatecos, vinagretas, arroz e infinidad de preparaciones de la cocina mexicana.

El fruto del achiote se deja madurar y secar en el árbol hasta que adquiere un tono café, las pequeñas semillas se maceran y se muelen en metate para obtener un color naranja intenso, casi rojo, con el que se elabora la pasta de achiote para cocinar.

Los mayas empleaban el achiote en el campo médico como un diurético, recurrían a esta planta en la cura de lepra americana y para quemaduras.

Formaba parte de las expresiones culturales de estos pueblos, ya que una de las leyendas mayas narra que los dioses de la fecundidad, Xochipillo y Xipe Tótec, fueron pintados en códices y muros con este pigmento.

El chef e investigador mexicano Ricardo Muñoz Zurita, advierte que la palabra del achiote o del náhuatl achíotl, crece en arbustos que alcanzan hasta cuatro metros de altura.

El fruto es una cápsula acorazonada de cinco centímetros de largo, roja al principio y oscura después, erizada con vellosidad rápida.

En algunas zonas, durante el México prehispánico, el achiote se utilizó poco en cocina porque era considerado una planta sagrada, ya que su color se relacionaba con la sangre, pero los mayas lo mezclaron con cacao para elaborar una bebida espumosa para ritual, para la cual mezclaban masa de maíz, semillas de calabaza, chile, miel y frijol negro.

Después del descubrimiento del Nuevo Mundo, el ingrediente se llevó a Europa, de acuerdo con el investigador y chef Ricardo Muñoz Zurita, quién asegura que el francés Rochefort lo introdujo en el viejo continente en 1659 y lo llamó rocou, tomando como referencia el nombre que le daban los indígenas del Caribe.

Posteriormente, fue empleado por los europeos para teñir pieles, lana, seda, algodón, lacas, plumas, huesos, marfil, quesos, mantequillas, margarinas y pescados ahumados, entre otros materiales.

En Colombia lo llaman urucú, abujo, achiote, achuete, acosi, acote, anoto, bicha, bija, biza, carayuru, onatto, onote, paipái y pirrimapa; en Ecuador, ípiacu; en Venezuela, caituco, onotillo y piatu, por mencionar algunos apelativos.

Actualmente, se emplea para dar color a ciertas preparaciones y como condimento en sustitución del chile, sobre todo para platillos de aves, pescados y carne de cerdo, entre otros alimentos.

Los yucatecos remojan las semillas para obtener el pigmento y lo mezclan con orégano, clavo, comino y pimienta, o muelen la semilla entera en la pasta y aportar sabor a diversos guisos.

De acuerdo con las mujeres de Tehuantepec, Oaxaca, encargadas de vender este condimento en mercados del sur de Veracruz, las pastas pueden pigmentar amarillo o rojizo, ya que existen dos variedades de semillas, aunque sin duda, la más buscada es la colorada, empleada en el famoso plato, cochinita pibil.

En México, el achiote se usa como colorante y condimento de alimentos de los platos tradicionales de Yucatán y otros estados del sur del país. En Oaxaca, en algunas comunidades de la sierra Juárez se usa para hacer atole rojo, en la cual se bebe en ocasiones especiales.

En Yucatán se usa para preparar guisados y carnes marinadas. Va muy bien con cerdo, pollo, pescado y mariscos. La semilla de achiote se mezcla con comino, pimienta negra, pimienta gorda, orégano, clavo de olor, sal, nuez moscada, ajo, jugo de limón, jugo de naranja, vinagre blanco y chile habanero.

Investigaciones han demostrado que el achiote beneficia en algunas enfermedades como; diabetes, bronquitis, diarrea, fiebre, hemorroides, hepatitis, quemaduras, inflamaciones de próstata, reumatismo y vómitos.

Desde los mayas es conocido como un colorante natural rojizo amarillento derivado de sus semillas.

El achiote se usa en la coloración de quesos como el cheddar o el mimolette, de mantequilla, arroz, margarina y en el pescado ahumado.

El achiote tiene altos niveles de bixina, que son carotenoides de gran alcance como la que se encuentra en las zanahorias.

La mayoría de las semillas de achiote es de 70 a 80 por ciento en peso de bixina y cuanto más brillante sea la mezcla de achiote, mayor es el contenido de bixina.

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