El Día de Muertos se acerca. Falta poco para la realización de eventos masivos como procesiones y desfiles de catrinas, corredores de altares de muertos, la visita a los panteones.

Esta fecha es la tradición mexicana con más fama en el mundo. En el 2008, la UNESCO declaró al Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas.

Una de las razones por las que amamos esta celebración es por el pan de muerto.

Aunque hay panaderías que han optado por hornear pan de muerto durante todo el año, en la mayoría de los casos continúa la tradición de comerlo en estas semanas de octubre y primeros días de noviembre.

El pan de muerto, una tradición en cada entidad

El Diccionario Larousse de Gastronomía explica que el término "pan de muerto" lo utilizamos para designar a los distintos panes de dulce de diferentes masas y formas que se elaboran para conmemorar el día de Muertos o de Todos los Santos.

Se trata de un estilo de pan de carácter ceremonial que se coloca en los altares dispuestos para honrar la memoria de los seres queridos. Dependiendo de la región, varían las masas y las formas del pan: de seres humanos, muñecos o medias lunas, o redondos decorados con huesos hechos con trozos de masa. En términos generales las masas del pan de muerto que se elaboran en el centro del país contienen harina, sal, azúcar levadura, agua, mantequilla, huevo y, en ocasiones, semillas de anís o ralladura de naranja.

En la CDMX, "el pan de muerto tiene la forma de un montículo de tierra con el que se cubre el féretro, del que sobresalen la tapa de un supuesto cráneo (la mollera) y los huesos largos de brazos y piernas (las canillas); con frecuencia, la superficie se espolvorea con azúcar o ajonjolí".

En el caso de Puebla, un tipo de pan de muerto en la región son los “Golletes”, que son roscas duras, bañadas con azúcar color rosa intenso y toques sabor naranja.

El azúcar rosa simboliza la sangre que se ofrecía antes en los sacrificios que hacían en épocas prehispánicas, señala el chef e historiador gastronómico, Rodrigo Llanes.

Asimismo, a este tradicional pan se le distingue porque se le agrega esencia de azahar, que representa el recuerdo a los difuntos.

¿Cuántas calorías tiene?

La respuesta a cuántas calorías tiene el pan de muerte depende de varios factores. El primero de ellos, el tamaño del pan.

Actualmente existen piezas miniatura, tamaño promedio (digamos, como el de una concha o una hojaldra) y algunos mucho más grandes.

Otro factor a considerar es si el pan de muerto se encuentra espolvoreado con azúcar o barnizado con huevo y ajonjolín (dos de sus presentaciones más tradicionales). Por supuesto, que un caso muy distinto es el pan de muerto relleno, el cual también se ha convertido en una tendencia en los últimos años.

Una pieza de pan de muerto pequeña contiene de 400 a 500 calorías aproximadamente. Si lo acompañas con una taza de chocolate, debes sumar otras 200 calorías más, así lo informó el IMSS.

¿Cuántas calorías tiene el pan de muerto y cómo combinarlo para comerlo 'sin culpa'?
¿Cuántas calorías tiene el pan de muerto y cómo combinarlo para comerlo 'sin culpa'?

Una publicación de la Ibero Puebla sobre el aporte nutrimental del pan de muerto explica lo siguiente a propósito del aporte calórico:

 Si consideramos una hojaldra ligeramente más grande que un pan de dulce regular, barnizada con mantequilla y espolvoreada con azúcar, en promedio estaremos consumiendo 500 Kcal, 19 gramos (grs.) de lípidos y 74 grs. de hidratos de carbono.

Si nos basamos en una dieta de 2,000 Kcal, el pan de muerto consumido representa el 25% del total de Kcal de esa dieta. En cuanto a los lípidos o grasas, 19 grs. se traducen en casi cuatro cucharaditas de aceite; y, en cuanto a los hidratos de carbono, 74 grs. serían casi 15 cucharaditas de azúcar. Cabe señalar que lo mencionado de azúcar solo es para ilustrar, sin embargo, no todos los hidratos de carbono del pan se considerarían azúcar como tal. 

Si estás en un régimen alimenticio para perder peso, puedes considerar comer un pan de muerto barnizado y con ajonjolí, para reducir las calorías y carbohidratos del azúcar espolvoreada.

Otra opción es preferir un tamaño más pequeño que el normal y acompañarlo con café negro o cortado con leche descremada, en lugar de chocolate.

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