El adecuado funcionamiento de un carro depende de varios factores, entre ellos, el anticongelante, que, como todo producto, tiene un periodo de vida útil. Es decir, un periodo de tiempo y uso en el que debe ser reemplazado por completo. No se trata de un gasto, sino de una inversión que beneficia el funcionamiento adecuado del motor.
El tono y color del anticongelante pueden parecer normales, pero con el paso del tiempo puede que ya no cuente con las mismas propiedades.
¿Por qué cambiar el anticongelante?
El mantenimiento del vehículo permite alargar su vida útil, evitar accidentes y prevenir averías. El líquido refrigerante o anticongelante es uno de los componentes esenciales del motor que debe ser revisado y puesto a punto de manera periódica.
Es decir, debe ser reemplazado una vez que haya terminado su periodo de vida útil, que en términos generales es cada 40 mil kilómetros o dos años.
¿Cuál es la función del anticongelante?
El anticongelante se encarga de absorber el exceso de calor del motor y de todos sus componentes mecánicos cuando están en funcionamiento.
Además, cuando el vehículo es sometido a temperaturas frías, evita que se congele. También posee propiedades anticorrosivas para cuidar el sistema y evitar que se acumulen sólidos y cal.
Un elemento adicional es utilizar el anticongelante sugerido por el fabricante para un buen funcionamiento de la bomba y del circuito de refrigeración. Por otra parte, es indispensable revisar periódicamente el nivel de anticongelante tanto en invierno como en verano, y, en su caso, rellenar el depósito para que el vehículo opere de manera adecuada.
Además, hay que revisar mangueras de conducción para detectar posibles fugas o fisuras y, si es necesario, acudir al taller mecánico para que sean sustituidas las partes afectadas.
Como en muchos aspectos de la vida, es conveniente ver el líquido anticongelante como una inversión y no un gasto oneroso, por lo que se debe adquirir un producto de calidad y probada eficiencia.