La salud bucal va más allá de tener una sonrisa blanca y agradable, pues brinda múltiples beneficios que no siempre son del todo apreciados.
Lo esencial es entender que la salud bucal está relacionada con la salud de todo el organismo.
Uno de los beneficios más visibles y valorados es evitar el mal aliento, que puede influir de manera negativa en la interacción social. Sin embargo, la salud bucal implica más que el uso diario de pasta dentífrica o hilo dental y las visitas periódicas al dentista.
Una buena higiene bucal no solo previene enfermedades comunes en dientes y encías, sino que también reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ataques cardíacos, diabetes tipo 2 y la enfermedad de Alzheimer; además, contribuye a una fertilidad y un embarazo más saludables. También disminuye la necesidad de intervenciones odontológicas.
La higiene bucal previene la halitosis o mal aliento, causado por bacterias que se alimentan de restos de alimentos y deterioran progresivamente los tejidos de la cavidad oral. Si el esmalte y las encías están fuertes y saludables, la probabilidad de padecer sensibilidad dental es menor.
Asimismo, reduce el riesgo de formación de biofilm sobre las encías, evitando problemas como la gingivitis y la periodontitis. También disminuye la posibilidad de sufrir caries, prolongando la vida útil de las piezas dentales naturales y, con ello, la necesidad de usar puentes o dentaduras postizas.
En términos generales, una buena salud bucal se logra dedicando unos minutos diarios al cepillado de los dientes después de cada comida.