Este encantador pueblo, cuyo nombre proviene del náhuatl y significa "junto a los aguacates", es mucho más que su significado literal.
Ahuacatlán se ubica entre las montañas, en la parte noreste del estado de Puebla, a 35 kilómetros del municipio de Zacatlán.
Este municipio cuenta con una gran variedad de paisajes naturales, edificaciones históricas y arquitectónicas de todo tipo, convirtiéndolo en un atractivo turístico para muchos visitantes.
Este pequeño pueblo de totonacos, es el hogar de dos tesoros de una belleza excepcional, aunque poco conocidos.
La Cascada Akuaticpak
Escondida entre árboles y acompañada por el río Ixquihuacan, el agua de esta cascada no cae de muy alto, pero lo hace con la fuerza necesaria para ser todo un espectáculo.
Dentro de la iglesia, se encuentran una escultura en piedra de San Miguel Arcángel y un nicho que contiene una talla en madera de San Juan Bautista, ambas datadas del siglo XVIII.
Además, en las cercanías del río, se encuentra una tirolesa que se eleva a más de 100 metros de altura, añadiendo aún más emoción a la experiencia.
La Iglesia de San Juan Bautista
La Iglesia de San Juan Bautista, según Pueblos de México, fue construida en el siglo XVIII y presenta una fachada que exhibe el estilo barroco característico de los indígenas.
Este recinto cuenta con un atrio muy amplio donde tradicionalmente se siguen realizando danzas y bailes autóctonos en las celebraciones de la “Bendición de las Semillas para la Siembra”, que se realiza durante la semana anterior al Miércoles de Ceniza.
Dentro de la iglesia, se encuentran una escultura en piedra de San Miguel Arcángel y un nicho que contiene una talla en madera de San Juan Bautista, ambas datadas del siglo XVIII.
Debido a su clima favorable, los habitantes de este municipio se dedican principalmente a la cosecha de café y zarzamora, actividades que constituyen su principal fuente de empleo.
Una de las comidas típicas en este municipio son los tamales denominados “de puñete”, los cuales son elaborados a modo de que la masa se distribuye en el puño de la mano, dejando un espacio para el relleno del tamal, ya sea una salsa o un mole con carne.