Una de las varias tradiciones que se tienen para recibir al año nuevo es la de comer 12 uvas en los primeros segundos del mismo.

Desde los últimos minutos del año que se despide, las familias se previenen sus copas o tazones donde se encuentran las uvas, que deberán comerse en cuanto suene la primera campanada que anuncia el inicio de un nuevo día y un nuevo año.

La tradición señala que cada una de las uvas representa un deseo.

Y de los muchos rituales que se realizan para recibir al año nuevo, este es tal vez uno que se realiza en millones de hogares pues, además de lo que representa, también tiene su toque de misticismo.

Este misticismo aparece cuando el número doce se repite en las 12 campanadas, 12 de la noche, 12 meses, 12 uvas, 12 deseos.

Mientras sacar las maletas, te puede llevar a viajar durante el nuevo año, las uvas te garantizan iniciarlo con metas, proyectos y un toque de diversión, cuando volteas a tu alrededor para ver quién sea atraganta, al intentar comer todas las uvas en el mismo tiempo que duran las 12 campanadas.

El comer 12 uvas es una tradición muy arraigada en nuestro país y otros de América Latina, sin embargo, su origen lo ubican en España.

Respecto a cómo surgió esta tradición se dice que fue en 1909, cuando productores de uvas blancas de Alicante buscaron vender los excedentes de una buena cosecha, ideando este festejo.

Mientras que una segunda versión señala que en la década de 1880, la clase burguesa española, en un intento por imitar a la francesa, comenzó a celebrar Nochevieja comiendo uvas y tomando vino espumoso.

Y mientras en España se utilizan uvas frescas para cumplir con la tradición, en otros países como Portugal o en algunos de Latinoamérica las uvas son sustituídas por pasas.

La realidad es que al día de hoy no existe claridad sobre la razón de por qué deben ser 12, si es por los doce meses del año, una uva por cada mes, o si es por las "doce campanadas", una uva por cada toque de campana, pero ambos motivos han servido para darle sentido a la tradición.

Pero independientemente del origen de esta tradición anual, comenzar el año con buenos deseos siempre es una buena forma de inspirarte y decretar prosperidad para el nuevo ciclo que se inicia.

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