Chignahuapan, conocido como el “Pueblo de la Eterna Navidad”, es famoso por su extraordinaria producción de esferas navideñas. Sin embargo, ¿cómo llegó esta tradición a este encantador Pueblo Mágico? Aquí te lo contamos.
Chignahuapan es el mayor productor de esferas navideñas en México. Con más de 400 talleres artesanales, este Pueblo Mágico fabrica esferas durante todo el año, utilizando la técnica tradicional del vidrio soplado. Cada pieza es única y refleja el arte y la creatividad de los artesanos que las elaboran.
De acuerdo con un estudio publicado por Claudia Montaño Pérez y Serafín Ríos Elorza del Colegio de Tlaxcala, a finales de la década de 1960, el ingeniero químico Rafael Méndez Muñoz llegó a Chignahuapan, Puebla, sin imaginar que su llegada marcaría el inicio de una tradición que convertiría a este Pueblo Mágico en el epicentro de la producción de esferas navideñas en México.
Cuando Méndez decidió mudarse a Chignahuapan, en 1969 abrió el primer taller de fabricación de esferas navideñas de vidrio en la localidad. Este pequeño establecimiento, que inició con una idea innovadora, no tardó en prosperar, empleando a 25 personas tan solo un año después de su fundación.
Aunque existen distintas versiones sobre su lugar de nacimiento —algunos afirman que nació en Jalisco y otros en Uruapan, Michoacán—, lo que es indiscutible es que Rafael Méndez eligió Puebla como su hogar y adoptó Chignahuapan como el lugar donde desarrollaría su legado.
El éxito del taller de Méndez no solo transformó su vida, sino también la de toda la comunidad de Chignahuapan. Su taller inspiró a muchos otros artesanos a emprender en la fabricación de esferas, generando una red de talleres familiares que, tras más de 50 años, sigue siendo el principal motor económico del municipio.
Hoy en día, Chignahuapan produce millones de esferas al año, y su fama trasciende fronteras. Todo esto gracias a la visión de un hombre que, con creatividad y esfuerzo, supo sembrar la semilla de una tradición que hoy forma parte de la identidad cultural de México.
El proceso de creación de esferas comienza con el globeo, donde se da forma a los tubos de vidrio calentados a más de 200 °C. Estas piezas pueden ser redondas, en forma de campanas o figuras de muñecos. Luego se enfrían y reciben una capa base de pintura, generalmente plateada o mate. Las esferas más elaboradas requieren moldes de madera para detalles complejos, como ángeles o nochebuenas.
El decorado es completamente artesanal, lo que asegura que cada esfera sea única. Los diseñadores pueden decorar hasta 5 mil esferas al día, y cada año se presentan nuevos diseños inspirados en personajes populares y tendencias actuales.
Las esferas no solo son elementos decorativos, sino que tienen un profundo significado en la tradición cristiana. Originalmente, los árboles de Navidad se decoraban con manzanas y velas, que representaban el pecado original y la luz de Cristo, respectivamente. Con el tiempo, estas se reemplazaron por esferas de vidrio, que simbolizan los dones de Dios: sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, piedad, fortaleza y temor a Dios.
El color de las esferas también tiene un significado especial: