El gobierno del estado de Puebla a través de la Secretaría de Cultura estatal montó en el Museo Internacional del Barroco, la exposición “Códices de Puebla: Una Tradición Viva”, que es parte del rescate de la reconversión de este recinto.
La muestra reúne más de 50 códices que, por primera vez en México, muestran la historia de las comunidades originarias de la entidad.
¿Qué son los códices?
Códice deriva de la palabra latina Codex y en el caso de los escritos prehispánicos, son documentos ilustrados con imágenes que hicieron civilizaciones que estuvieran asentadas en la región conocida como Mesoamérica.
Los también llamados códices precolombinos se fabricaban con tiras de piel de ciervo o con papel amat o amate, cuya superficie se pintaba de blanco para salvar el color oscuro del papel de pita y, a continuación, se escribía con pincel.
Además de utilizarse un soporte distinto, también era diferente el formato, ya que en lugar de formarse con cuadernos doblados y cosidos entre sí, las hojas de papel amatl se plegaban en forma de acordeón o, como decían los cronistas de la época,al modo de los pendones de Castilla.
Códices prehispánicos
De acuerdo con el texto ‘Los libros y los códices indígenas’, publicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, los pueblos indígenas prehispánicos poseían libros en los que registraban sus historias, mitos o ritos y llevaban las cuentas de sus haciendas; sin embargo, los sistemas de escritura mesoamericanos fueron satanizados y sus textos —conocidos como códices por la semejanza que guardaban con los europeos clásicos y medievales—,fueron destruidos sistemáticamente.
Algunas tradiciones escriturales se siguieron produciendo, pues fueron funcionales para los intereses europeos, con el propósito de defender tierras y propiedades de las Repúblicas o Pueblos de indios, e incluso fueron solicitados por la Corona, motivo por el cual se realizaron, por ejemplo, los “mapas” de las Relaciones Geográficas.
Como ya se mencionó, los registros precolombinos se escribieron en gran variedad de soportes, como piel de venado, papel amate, lienzo de algodón o de maguey.
Los códices prehispánicos que se conservan provienen de cuatro regiones culturales: el Área Maya, Oaxaca, el Altiplano Central y la región Puebla-Tlaxcala.
Los códices de Puebla
El Altiplano Central durante el posclásico fue influenciado iconográficamente por la región mixteca-Puebla, compartiendo elementos como la representación de la dualidad por medio de Quetzacóatl y Mictlantecutli, además de la presencia de Tezcaltipoca adorado por mexicas y toltecas.
Hay dos códices prehispánicos en biombo de papel amate, pintado de un solo lado, que son considerados aztecas o nahuas:
Durante la época prehispánica, en la región Puebla-Tlaxcala, se produjo una serie de cinco manuscritos calendárico-ritual conocidos como el grupo Borgia, cuya filiación étnica y lingüística aún está en debate, aunque los especialistas se inclinan por reconocerlos de origen mixteco.
Recibe este nombre porque fue el Cardenal Estéfano Borgia, quien descubrió el manuscrito conocido como Códice Borgia, cuando unos niños de familias acomodadas italianas estaban a punto de quemarlo, de hecho perdió algunas páginas en el incidente, el cardenal lo recuperó y lo donó a la Biblioteca Apostólica del Vaticano.
“Códices de Puebla: Una Tradición Viva”
Las piezas que integran esta muestra, provienen de diferentes regiones de Tlaxcala, la Mixteca, las zonas Maya y Nahua del centro de México, así como de los municipios de Huaquechula, Huejotzingo, Cholula y Huauchinango. Incluye obras de la Secretaría de Cultura, el Centro INAH Puebla, así como de la bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y digitalizaciones de alta calidad de diversas instituciones nacionales e internacionales.