Uno de los insectos comestibles que se cultivan en Puebla son los chinicuiles, específicamente de Chignahuapan, uno de los pueblos mágicos poblanos muy conocido por sus talleres de esferas y las aguas termales.
Al tener campos de agave con el cual producen pulque y mezcal, los chinicuiles son parte de la experiencia gastronómica tanto para locales como para los visitantes de este pueblo de la Sierra Norte.
Los chinicuiles usualmente se comen fritos, en salsa o dentro de un mixiote.
Este insecto es el gusano rojo de maguey Comadia redtenbacheri, mejor conocído como chinicuil.
Se trata de una larva que se encapulla para transitar hacia una metamorfosis en la que se convierte en una especie de lepidóptero, también conocido como polilla nocturna.
Los chinicuiles son nativos de México y del sur de Estados Unidos y se asocian a diferentes especies del género agave.
La fase larvaria de la especie es muy reconocida e importante en la gastronomía mexicana, ya que desde épocas prehispánicas el chinicuil forma parte de la dieta de los mexicanos.
Actualmente es muy apreciado en los estados de Puebla, Hidalgo, Oaxaca, Tlaxcala y Estado de México.
Cuando el organismo es adulto, rara vez se lo ve y es poco conocido que esos gusanos rojos se han convertido en grises polillas nocturnas.
Los insectos son considerados por muchos como un alimento exótico dado su consistencia y forma de vida.
Su importancia en la cultura, economía y sociedad los hacen convertirse en un elemento muy relevante en la alimentación de los mexicanos.
En la ciudad de Puebla, durante ciertas temporadas, se ofrecen en restaurantes como ‘El Mural de los Poblanos’, ubicado en el centro histórico de la ciudad.
Los insectos son una de las “raíces” de la comida mexicana, aunque como población se ha dejado un poco de lado.