Apreciados como un manjar desde la época prehispánica, los chapulines siguen siendo consumidos hasta nuestros días. Generalmente, se comen secos, fritos y aderezados con sal, limón, ajo y chile de árbol, siendo un alimento popular.
En estados como Oaxaca, se pueden adquirir en las inmediaciones del mercado para su consumo inmediato. Incluso el mezcal tradicionalmente se acompañaba con chapulines. También se comen en Puebla y el Estado de México, entre otras entidades del país.
Los chapulines tienen un alto contenido de proteínas, incluso mayor que el de la carne, y casi no contienen grasas dañinas.
Son de fácil digestión y aportan vitaminas B1 y B12, que son beneficiosas para el sistema digestivo y el sistema nervioso. Además, proporcionan una cantidad de energía superior a la de cereales como el trigo.
Debido a su creciente popularidad, una empresa en Oaxaca, “El Sabor de Oaxaca”, ha comenzado a comercializarlos en frascos.
La preparación de los chapulines es relativamente sencilla:
1. Se limpian y se lavan.
2. Se colocan en un comal caliente.
3. Se les agrega al gusto ajo, chile y sal.
El resultado es una comida crujiente, picante y salada, perfecta como botana. El consumo de chapulines se considera saludable, ya que el 80 por ciento de su peso corporal es proteína y contienen grasas saludables, así como vitaminas A, B y C, y minerales como calcio, zinc y magnesio.