La gastronomía popular poblana goza de un repertorio amplio, en donde las pelonas y las chanclas, además de prevalecer en el ánimo de la colectividad, resultan indispensables para quienes acuden a verbenas, fiestas y eventos populares.
Estos antojitos son de un consumo especial, por ejemplo, en festividades religiosas o fiestas patronales, al igual que en el mes patrio.
Se elaboran a partir de un pan especial en aparente forma de calzado, de consistencia suave, que se presenta al final espolvoreado con harina.
En su preparación, es indispensable el adobo con el que se bañan al momento, para que adquieran una consistencia suave.
Previamente, son partidas como cualquier torta y rellenadas. El adobo con el que se bañan se elabora, entre otros ingredientes, con chiles guajillo y ancho, cebolla, jitomate picado, chipotle, ajo, longaniza y comino.
El relleno común se elabora con carne molida o de res, receta que va variando de puesto en puesto, restaurante o familias, pero en algunos sitios donde todavía lo venden, es de pollo. Una vez rellenadas y vueltas a bañar, las chanclas son cubiertas con aguacate y lechuga picada.
Se elaboran con un pan especial que, a semejanza de los pambazos, se fríe en aceite hasta que queda dorado. El pan se abre en dos y se rellena con frijoles refritos, carne de res deshebrada, lechuga, crema y salsa al gusto.
Las pelonas se pueden encontrar en establecimientos de antojitos a lo largo y ancho de la ciudad de Puebla.