En el corazón de la ciudad de Puebla late un lugar muy especial: el Barrio de los Sapos.
Este callejón se convirtió desde hace décadas en uno de los principales atractivos turísticos de la capital poblana. Se ubica en la calle 6 Sur, entre la 5 y 7 Oriente, a unos metros del Zócalo y la Catedral.
La arquitectura de sus viejas casonas virreinales, con fachadas y balcones coloridos, son el escenario que enmarca a un bazar de donde puedes encontrar pequeños tesoros de todo tipo.
En este “mercado de pulgas” al aire libre, vibrante y pintoresco. pueden encontrarse artesanías, chácharas y antigüedades que son muy cotizadas entre los coleccionistas.
Los comerciantes llevan más de 30 años vendiendo desde un peine usado, según ellos, por la realeza, hasta vestimentas de Frida Kahlo y de otros famosos.
Son muchos los famosos y personajes que han recorrido este lugar y han adquirido alguna antigüedad. Tal es el caso de María Félix, Juan Gabriel, Irma Serrano, los actores Michael Douglas y Stefanie Powers, el vicepresidente de Estados Unidos Nelson Aldrich Rockefeller, y el empresario Carlos Slim Helú. Este último es conocido por su gusto por el arte, incluso su colección puede ser admirada en el Museo Soumaya de la Ciudad de México.
En 1967, el comerciante de antigüedades Salvador Macías compra una casona abandonada y la rehabilita para establecer su negocio y residencia; al mismo tiempo, en relación con la compraventa de antigüedades, también se desarrolló en forma espontánea un tianguis de chácharas.
Así es como comienza el negocio de la compra-venta de antigüedades en la ciudad de Puebla. Salvador Macías, Manuel Espinoza, Esteban y Gerardo Chapital, César y Rosa Mendoza, Carlos Olea y el Arquitecto Héctor Cabrera, por mencionar algunos, son los anticuarios que le brindan al Barrio de Los Sapos un nuevo giro comercial y con ello viene un cambio radical en la forma de ver dicho lugar.
Fue a partir de la década de 1970 que el Barrio de Los Sapos comenzó a tener un reconocimiento a nivel nacional en la compra-venta de antigüedades, lo que atrajo al turismo.
En 1976, el entonces gobernador de Puebla, Alfredo Toxqui Fernández de Lara, oficializó el tianguis de los Sapos y mediante una remodelación a la plazuela del lugar, lo cual impulsó aún más su atractivo turístico.
En los 80 hubo una caída en el negocio de los anticuarios, por lo que comenzó la venta de muebles rústicos, la cual se mantiene a la fecha.
En el año 1995 comenzó la llegada de los bares y restaurantes a la plazuela de los Sapos, lo que revitalizó la zona y le dio una nueva concepción como punto de encuentro.
Actualmente, el Barrio de los Sapos se mantiene como una de las visitas obligadas en la ciudad para los turistas y uno de los lugares preferidos por los poblanos para pasear y disfrutar su ciudad.
Con información de El Universal Destinos