La ciudad de Puebla ofrece diversos atractivos turísticos y uno de ellos es su reconocido Bazar de Antigüedades que se coloca en el Barrio de Los Sapos, a donde llegan curiosos y coleccionistas de diversos lugares.
Este bazar, como muchos otros lugares, después de la pandemia por Covid-19 comienza a reactivarse; hay algunos comerciantes que se colocan entre semana, pero en su mayoría lo hacen sábados y domingos.
Poblanos y turistas visitan el Barrio de Los Sapos | FOTO: Agencia Es Imagen para El Universal Puebla
Antonio Hernández es uno de los comerciantes que extiende sus viejas botellas de refresco de cola, algunos cuadros, viejas charolas y una que otra lámpara vieja, pero funcional, sobre la calle peatonal.
En entrevista con El Universal Puebla comentó que entre los tianguistas se conocen, pues llevan muchos años en esta actividad y porque forman parte de la agrupación de locatarios “Adolfo López Mateos” que aglutina a cerca de 150 comerciantes.
La historia de este tianguis -dijo- se remonta al año 1975, por iniciativa de Salvador Macías, quien tenía una gran tienda de antigüedades en toda la ciudad de Puebla, y el barrio de Los Sapos siempre tenía mucho movimiento y para dar a conocer sus artículos los mostraba sobre la banqueta.
Por ser un sitio concurrido por los visitantes, su fama fue creciendo y cada vez más llegaban anticuarios y compradores para conocer los objetos.
Sobre el callejón de Los Sapos, ubicado entre la calle 5 y 7 Oriente, entre 4 y 6 Sur los paseantes pueden encontrar cosas muy extrañas y otras un poco más ordinarias, pero igual de curiosas.
“Hay corcholata de Star Wars, los viejos cuentos del libro vaquero, fotografías en color sepia que a la gente le gusta llevarse mucho, también hay alhajeros, algunas muñecas; hay de todo y para todos los gustos”, dijo.
Hace muchos años atrás -mencionó- podían encontrar puertas de madera de viejas haciendas, bancas de herrería, o máquinas de escribir de la marca Olivetti, pero ahora los visitantes prefieren llevarse piezas pequeñas como monedas, juegos de té, alguna avalancha o candil, llaveros y hasta herramientas.
Caminar sobre este callejón pareciera andar en otra época, debido a los inmuebles coloniales que flanquean esta zona, algunos convertidos en hoteles boutique, casonas antiguas donde también se venden muebles rústicos.
Los inmuebles lucen sus balcones adornados con macetas y altos paredones, donde el bullicio que provocan los comensales de los restaurantes que ahí existen son parte de las estampas en la zona.
“Antes llegaban muchas piezas de diferentes municipios de Puebla y compradores de otros estados que pedían objetos del estilo colonial, porfiriano o barroco; eso fue en la época más exitosa del bazar. Hoy la economía no da o no saben que ya nos volvimos a instalar”, indicó.
Sin embargo, no dejó de invitar al público en general para que conozca el bazar, aledaño a la famosa cantina La Pasita, para mirar y oler objetos viejos, pero que con creatividad pueden darle una segunda utilidad, “pues lo vintage, está de moda”, concluyó.