La Danza de los Quetzales es el ritual más representativo de , en la Sierra Norte del Estado, que debe su nombre al Quetzal, un ave exótica común en la región durante la época prehispánica.

Esta danza posee marcadas reminiscencias prehispánicas relacionadas con rituales cosmogónicos y solares.

De acuerdo con Carmen Islas y Cristina Tejeda, autoras de , esta danza requiere que los ejecutantes mantengan el equilibrio portando enormes penachos circulares que imitan el colorido del quetzal.

“La danza de los “Quetzales” viene, de la celebración azteca Xochipehualitzitli o Fiesta de la primavera”

Los danzantes portan enormes penachos circulares que imitan el colorido del quetzal.

Esta danza se compone de 52 sones y los danzantes la ejecutan formados en dos filas, con un capitán o caporal en medio.

Cuando bailan avanzan con pequeños pasos sencillos, doblando alternativamente las rodillas y dibujando el signo de la cruz con los pies.

Se desplazan, de norte a sur y de oriente a poniente, marcando los cuatro puntos cardinales y entrelazándose para formar una cruz.

A diferencia de los voladores, calzan huaraches y sostienen sobre su mano derecha una sonaja con la que marcan el ritmo de la danza.

Llevan un cinturón que es muy característico entre los varones de la región cuetzalteca, llamado "xochipayo".

El elemento más espectacular de su atuendo es el impresionante penacho, que consiste en un armazón circular de carrizo montado sobre una base cónica. En el bastidor de carrizo se entretejen listones de colores y sus puntas superiores se decoran con plumas blancas de gallina.

Todo este conjunto forma un enorme disco multicolor que constituye quizás uno de los pocos elementos del traje original que sobrevivieron a la conquista.

La danza es acompañada por un músico que toca la flauta de carrizo y el tambor de doble parche, otros dos elementos precolombinos.

El nombre de Cuetzalan proviene de los vocablos del náhuatl “quetzalli” (cosa hermosa) y “lan”, que significa cerca, por lo que se interpreta como “Juntoa las aves preciosas llamadas quetzal”.

De acuerdo con los testimonios locales, los antepasados atestiguaron la presencia de estas aves y el pueblo de Cuetzalan debía tributos a Tenochtitlán con plumas de quetzal.

Esta ave llegó al exterminio durante el imperio de Moctezuma II, debido al gran aprecio que tenía éste por las plumas.

Google News

TEMAS RELACIONADOS