El Paseo Bravo es un sitio emblemático de la ciudad de Puebla, sitio para la cita de enamorados, la entrega de productos y hasta como punto de reunión para las manifestaciones, pero pocos saben 5 datos perturubadores que ahí ocurrieron.

El Paseo Nicolás Bravo -su nombre real- existe desde la fundación de la ciudad de Puebla en 1531, pero no llevaba ese nombre, ya que solo era una reserva de árboles frondosos que estaba a las orillas de la ciudad trazada por ángeles, pues se había previsto como reserva verde de la ciudad.

Con el paso del tiempo, la mancha urbana alcanzó esta área, la cual vivió eventos que quedaron en la memoria de los poblanos y otros datos que pocas personas conocen.

A continuación, te compartimos 5 datos perturbadores que pocos saben sobre el Paseo Bravo, localizado en Avenida Reforma y equina con la 11 Sur, que va de la 13 Sur hasta las 11 Poniente.

El Paseo Bravo es un sitio emblemático de la ciudad de Puebla I Foto: EsImagen
El Paseo Bravo es un sitio emblemático de la ciudad de Puebla I Foto: EsImagen

1. Fue cementerio

En el siglo XIX se presentó en México la primera pandemia causada por el cólera y tifus, por lo que la ciudad de Puebla no fue la excepción y también se registraron pérdidas humanas que se cuantificaron en miles.

Las autoridades que integraban el Cabildo ordenaron que el Paseo Bravo, que antes no llevaba ese nombre, fungiera como cementerio improvisado y se diera cristiana sepultura a cerca de 3 mil personas.

2. Fue picota para castigar a los criminales

En este lugar, el 15 de abril de 1814 fue fusilado Miguel Bravo, quien fue un militar insurgente mexicano que combatió durante la Guerra de Independencia y tío del presidente Nicolás Bravo.

En 1823, el Congreso General de México decretó que se adornaran los sitios en los que fueron fusilados los héroes de la Independencia, entre ellos el general Miguel Bravo.

3. La maldición del monumento a Miguel Bravo

Debido a que el general Miguel Bravo fue fusilado en Puebla, en 1829 el Congreso General de México ordenó colocar un busto del insurgente, pero la cabeza de la escultura desapareció. Para 1830 volvieron a colocar la cabeza y nuevamente desapareció, así que una vez más ordenaron que se reparara, pero finalmente en la época de la Revolución Mexicana se perdió.

4. Matan a león africano

Este espacio arbolado, donde además hubo un lago artificial, también era un zoológico que servía de distracción y esparcimiento para los poblanos, pero se dice que la madrugada de un día de marzo de 1963, tres jóvenes ingresaron al zoológico y acabaron con la vida del león africano.

Nadie supo quiénes fueron los agresores, pero se dice que esa fue una de las principales razones por las que la autoridad municipal decidió retirar los pocos animales que ahí se exhibían.

5. Se quema la plaza de toros

Muchos no lo creen, pero muy cerca de esa zona había una plaza de toros, la cual refieren que se incendió en dos ocasiones. Afortunadamente, por esos hechos no hubo pérdidas humanas, pero ninguna autoridad logró aclarar por qué se inició el fuego que dañó severamente el recinto.

De acuerdo a datos del , fue en 1840, cuando llega desde Europa la moda de diseñar paseos o alamedas, que se diseñó el “Paseo Nuevo”. En 1863 la zona sufrió la pérdida de árboles y esculturas, como consecuencia de los hechos durante la intervención francesa.

Sin embargo, entre 1890 y 1910 se reestructuró el paseo, y se colocaron importantes monumentos como el dedicado al general Nicolás Bravo, presidente de la nación en tres ocasiones durante el siglo XIX, y a quien se debe el nombre de “Paseo Bravo”.

También se colocaron los monumentos dedicados a Gabino Barreda, ilustre maestro y filósofo; a Estaban de Antuñano, “fundador de la industria fabril en el país”; el monumento a la independencia, que después se llevó a la avenida Juárez; así como su kiosco octagonal.

En 1921 se colocó el famoso reloj de “El gallito”, obsequio de la colonia francesa para conmemorar el centenario de la consumación de la Independencia mexicana. Es importante notar que los ángulos del reloj se dirigen a cada uno de los puntos cardinales, quedando la vista del gallo hacia el norte.

Por su importancia para los poblanos, cada administración municipal ordena cambios de remodelación, dignificación o embellecimiento, como lo hicieron en su momento los ediles Blanca Alcalá, Antonio Gali, Luis Banck, Eduardo Rivera y Claudia Rivera, en jardineras, fuentes, iluminación, bancas y avenidas.

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