Nueve Pueblos Mágicos, gastronomía inigualable, un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad y la codiciada talavera con denominación de origen son algunas de las contribuciones irrepetibles de Puebla para el mundo.

1. Chiles en nogada. Es uno de los platillos emblemáticos de México, el cual se debe comer capeado, de lo contrario sería una “versión pirata”. Se puede disfrutar de este platillo a partir de julio y hasta finales de septiembre.

2. El mole poblano. Es otro de los platillos más famosos de los fogones poblanos. “Mole” proviene del náhuatl molli o mulli y significa “salsa”. Sus orígenes se remontan a la época prehispánica. Sin embargo, se dice que el mole típico que hoy disfrutamos fue creado en 1685, por una monja llamada Sor Andrea de la Asunción, especialmente para un virrey. El mole poblano debe tener por lo menos 20 ingredientes. En junio se lleva a cabo el Festival del Mole Poblano en San Andrés, Cholula.

3. La Pasita. Es una licorería de la capital poblana fundada en 1916. Debe su nombre a la pasita, un licor de uva que se sirve acompañado con un trozo de queso fresco y una pasa que, al mezclarlos, contrastan con el sabor dulce de esta bebida. Es pequeña, pintoresca y decorada con frases graciosas. Está en la Plaza de los Sapos en el centro histórico.

4. La China Poblana. En el siglo XVII, una niña llamada Mirra, descendiente de la realeza india, fue secuestrada por piratas y convertida en esclava. Llegó a la Nueva España desde Filipinas, a bordo de una nao y fue llevada a Puebla. La llamada “China Poblana” lucía una indumentaria tan atractiva que derivó en uno de los trajes típicos más conocidos.

5. La Catedral de Puebla. La Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción es uno de los ejemplos más importantes del arte novohispano. Por ello, es Patrimonio de la Humanidad. La leyenda dice que una de las campanas, llamada María, era tan grande y pesada que creyeron que era imposible colgarla después de varios intentos. Una mañana, al llegar a la catedral, los trabajadores se dieron cuenta de que la campana, al fin, estaba en su lugar. Creyeron que había sido puesta por los ángeles. La realidad es que fue colocada por Juan Bautista Santiago, maestro mayor a cargo de las obras.

6. Biblioteca Palafoxiana. Se fundó en 1646 por una donación de la biblioteca personal del obispo Juan de Palafox y Mendoza. Forma parte del patrimonio documental “Memoria del Mundo” de la Unesco y es considerada la única biblioteca antigua del continente americano que conserva su estructura y acervo original. En su interior resguarda cinco mil volúmenes.

7. Reserva de la Biosfera de Tehuacán-Cuicatlán. Lo comparten Puebla y Oaxaca. Es un santuario de cactáceas endémicas con uno de los cielos oscuros más limpios del planeta. La Unesco lo declaró Patrimonio Mixto de la Humanidad por su riqueza natural y valor histórico. En este valle crecen 86 especies de cactáceas, existen vestigios arqueológicos, así como diferentes especies de fauna. La Unesco describe este valle como una zona árida y semiárida con la mayor diversidad biológica de toda América del Norte. En el lugar se han encontrado huellas de dinosaurios y pinturas rupestres.

8. La talavera. Cerámica única en el mundo con denominación de origen. Existen ocho talleres avalados para poder hacer talavera, incluso algunos permiten observar su trabajo y enseñan a elaborar una pieza.

9. Diez Pueblos Mágicos. Cada uno de ellos tiene una riqueza histórica, cultural y arquitectónica única. En Chignahuapan se fabrican esferas artesanales de vidrio soplado; Cholula es famosa por sus iglesias y sus basamentos piramidales; En Atlixco, alfombras florales y de aserrín adornan las calles en Semana Santa; Zacatlán debe su fama a la fabricación de licores y sidra de manzana; En Tlatlauquitepec encontrarás el Exconvento de Santa María de la Asunción, el más antiguo de América Latina en su tipo; En Pahuatlán participa en los talleres de elaboración de papel amate; Huauchinango ofrece actividades ecoturísticas; En Xicotepec hay grupos de chamanes que se reúnen en la zona ceremonial Xochipila; en Tetela de Ocampo se resguarda la historia de su participación en la batalla del 5 de mayo y tesoros como el Museo de los Tres Juanes, la Parroquia Santa María de la Asunción y Casa Museo Posada Olayo; y finalmente Cuetzalan sorprende por su arquitectura, naturaleza y la danza de los voladores.

10. Calle del Barrio del Artista. Se encuentra en el centro histórico de la capital poblana. Se puedes dar un paseo para observar a los artistas trabajando en sus obras. Los hermanos José y Ángel Márquez Figueroa comenzaron a dar clases al aire libre y posteriormente formaron la Unión de Artes Plásticas de Puebla que, con el paso del tiempo, lograron el reconocimiento como la Calle del Barrio del Artista.

 

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