A más de un año de las elecciones de 2024, el uso de bardas en Puebla por parte de algunos actores políticos ha sido un tema polémico, cuyo gasto en la práctica es difícil de rastrear.

Junto con otros elementos, las bardas se consideran como propaganda electoral en el Reglamento de Elecciones que desde 2016 publica el Instituto Nacional Electoral (INE) en cada proceso.

Asimismo, se consideran en los resultados del Sistema Integral de Monitoreo de Espectaculares y Medios Impresos (SIMEI) que alimenta el organismo con cada proceso electoral ordinario o extraordinario, aunque sin especificar costos.

La base de datos disponible en línea permite identificar propaganda, según la división de etapas de Apoyo Ciudadano, Campaña, Intercampaña y Precampaña.

La información se puede también filtrar por entidad, fuerza política, proceso federal o local e incluso por candidato, aunque varios de los anuncios no se reportan con detalles sobre un contendiente en especifico.

Además de las bardas, el INE clasifica como anuncios en vía pública desde las mantas colgadas en fachadas, hasta otra propaganda menos común como la que se realiza con avionetas e incluso globos aerostáticos.

Entre la información que se detalla en cada reporte del monitoreo está en cambio la ubicación con dirección exacta, dimensiones y evidencia fotografía que sustenta la propaganda.

Tan solo en la etapa de campaña del proceso electoral de 2021, el INE monitoreó la existencia de 3 mil 986 bardas, según su plataforma.

Tanto la renta de bardas, como otros gastos de campaña, se consideran dentro de los reportes que los partidos políticos deben presentar al INE.

A lo largo de las campañas y a su cierre, el organismo transparenta de manera general qué partido y candidato ha reportado gastos y los montos alcanzados.

Esta información permite identificar posteriormente si se rebasaron los topes de campaña y si algún sujeto obligado incumplió.

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