Aunque los términos de las neurociencias, la neuropolítica y su relación con la inteligencia artificial suenan a cosa del futuro, en realidad ya se han usado en las campañas electorales y seguramente se emplearán en Puebla en el 2024.
El sitio neuromarketing.la analiza el panorama latinoamericano de la mercadotecnia basada en el cerebro y refiere en varios de sus artículos que en México hay avances que datan desde el 2006 y que son conocidos los casos de políticos que se han visto beneficiados y afectados.
Su autor, José Melgar, quien se define como un consultor de marketing digital y branding apasionado por el neuromarketing y la tecnología -que están cambiando la forma como nos comunicamos-, se ha centrado en definir la neuropolítica y su uso.
En el artículo “Neuropolítica y las Redes Sociales en las Elecciones de México 2018”, adelantaba, por ejemplo, cómo el presupuesto de los partidos y candidatos para ese proceso electoral tendría que pensar en esa tendencia para tener éxito.
Para explicar su importancia, citó a Christian Gutiérrez, quien definió el neuromarketing político como la forma de persuadir a los ciudadanos de forma emocional.
Como ejemplo expuso el caso del ex presidente Enrique Peña Nieto, quien recurrió a la asesoría de especialistas en neurociencias que desde el 2006 ya aplicaban el neuromarketing en marcas comerciales para impulsar su consumo entre los mexicanos.
En este caso, el equipo del representante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) apostó por usar la inteligencia artificial para identificar cuáles de sus expresiones faciales como candidato conectarían mejor con el electorado que lo hizo presidente en el 2012.
Otro ejemplo que cita Melgar en sus artículos ocurrió en 2017, cuando Alfredo del Mazo buscaba la gubernatura del Estado de México, la cual finalmente ganó, pero siendo víctima de la tecnología.
Según Melgar, el también priista protagonizó un movimiento en la red social de Twitter con bots y trolls que posicionó el rumor de que se pintaba el cabello de gris para aparentar madurez a sus 40 años.
Otros ejemplos internacionales que el autor analizó fueron el uso de las redes sociales para que Donald Trump ganara la presidencia de Estados Unidos, la socialización del Brexit en Gran Bretaña y la lectura de rostros en candidatos a la presidencia de España.
Si bien en Puebla no hay casos de políticos cuyo triunfo en campañas se conozcan sólo por sus estrategias en redes sociales o por usar la inteligencia artificial, sí se ha visto la neuropolítica en sus estrategias.
En los debates entre candidatos han sido notorios los usos de bots, trolls, fake news y publicaciones pagadas para posicionar temas en las redes sociales e influir en el electorado.
Por otro lado, desde la academia ha habido esfuerzos por introducir el tema en el ambiente político. Tal es el caso del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey Campus Puebla, que desde 2016 ha realizado foros con especialistas en la neuropolítica.