La Catedral de Puebla, catalogada por autoridades como uno de los principales atractivos de la ciudad para visitantes, cuenta además de arte sacro con tumbas de políticos.
La mayoría de las criptas que se encuentran en la basílica son de religiosos que han fungido como obispos y arzobispos, pero también están ahí algunos de los que han escrito la historia.
Una de ellas es la de Antonio Joaquín Pérez Martínez quien fue religioso y obispo de Puebla, pero además hospedó a Agustín de Iturbide al paso del Ejército Trigarante por Puebla en ese hecho que dio origen a los Chiles en Nogada.
Su participación en la vida política del país se consolidó cuando después fue uno de los firmantes del acta de la Independencia de México antes de morir en el año 1829.
Otro político, cuyos restos se encuentran en la Catedral de Puebla, es el exgobernador José María Tomás Ignacio Calderón Garcés, un militar que estuvo al frente de Puebla desde el 3 de enero de 1825 al 5 de enero de 1828.
Mientras que años después, la basílica fue el lugar a donde llegaron los restos del expresidente Miguel Miramón y Tarelo, quien se caracteriza por haber sobrevivido a la batalla donde murieron los Niños Héroes.
Tras ser fusilado en 1867 junto con Maximiliano de Habsburgo sus restos fueron sepultados en el Panteón de San Fernando, pero al morir su rival histórico Benito Juárez y llegar al mismo camposanto, su esposa pidió traerlo a la Catedral.
Mientras que el sepulcro de Miramón puede observarse en los pasillos de Catedral, otros restos se encuentran en la Capilla de los Obispos que la Arquidiócesis de Puebla sólo abre al público en el día de Todos los Santos.