Del miedo que inspiraba la boca de Andrés Manuel López Obrador en los primeros años de su gobierno, donde nadie quería y todos temían (políticos, empresarios, periodistas o de cualquier otro sector) ser mencionados por el Presidente en sus conferencias mañaneras, ahora una mención, ataque o cuestionamiento del mandatario se está volviendo una gran oportunidad para catapultarse en términos políticos y hasta de campaña.

El mejor ejemplo de eso es la senadora Xóchitl Gálvez, a quien López Obrador convirtió, de la noche a la mañana, con sus menciones y ataques en su contra, en una precandidata presidencial que, sin buscarlo, encontró en la lengua viperina del Presidente el mejor vehículo para darse a conocer entre todos los mexicanos y pasó de ser una legisladora aguerrida, simpática y hasta algo folclórica por su manera directa de hablar, a convertirse en un fenómeno de redes sociales y de los medios, una aspirante puntera en las encuestas y una auténtica rockstar de la política que hoy se habla al tú por tú con el Presidente de la República.

Y es que antes de que AMLO atacara y cuestionara a Xóchitl, el pasado 5 de diciembre de 2022 en Campeche, donde la acusó de que “ella va a quitar los programas de apoyo a los adultos mayores”, la senadora ni siquiera soñaba con ser candidata o aspirante a la Presidencia de la República; si acaso, Gálvez se movía y era mencionada como posible candidata del PAN a la Ciudad de México, pero pensar en la grande no estaba siquiera en el horizonte de la empresaria.

Pero esa sola mención bastó para que la senadora le respondiera públicamente y le pidiera que le otorgara su derecho de réplica en su conferencia matutina de Palacio, a donde ella iría a desmentir su supuesta intención o declaración en contra de las pensiones para los adultos mayores. Como Xóchitl insistió en declaraciones en los medios y las redes sociales en que el Presidente la invitara a la mañanera y éste le respondió que no pensaba debatir con ella, la legisladora se fue ante un juez para solicitar que López Obrador le otorgara su derecho de réplica, consagrado en la ley y en la Constitución, y el Poder Judicial le otorgó un amparo definitivo en el que ordenaba al Presidente a escuchar la réplica de la persona a la que había acusado y aludido por nombre y apellido.

Ese fue el primer error del Presidente y ocurrió hace justamente un mes, el 12 de junio cuando, amparo en mano, la senadora Gálvez llegó muy temprano, de madrugada a las puertas del Palacio Nacional para solicitar acceso a la conferencia de prensa. No sólo le negaron el acceso, sino que mandaron grupos de choque para increparla y rodearla, acusándola de buscar protagonismo y de atacar al Presidente.

Hábilmente Xóchitl transmitió en tiempo real, a través de sus redes sociales, la negativa hostil de la Presidencia para otorgarle su derecho de réplica y denunció al Presidente por cometer “discriminación” en su contra al negarle no sólo un derecho constitucional, sino el acceso al Palacio público, a partir de su militancia política. Todo eso mientras adentro, en el Salón Tesorería, AMLO se burlaba cuando le preguntaron los reporteros si no recibiría a la senadora que estaba afuera exigiendo su réplica: “Yo lo que le aconsejaría a la señora Xóchitl Gálvez, es que convocara a sus conferencias, que ellos tengan su mañanera…que no venga aquí a utilizar este foro…y pues nos reservamos el derecho de admisión”.

Las imágenes de Xóchitl Gálvez afuera del Palacio Nacional con sus puertas cerradas y sus declaraciones fueron recogidas por todos los medios nacionales y extranjeros, y fue en ese momento que la senadora saltó a la fama nacional e internacional. Y a partir de ahí todo se desgranó para la empresaria: la Alianza Va Por México y los grupos civiles que la impulsaron, voltearon a verla ya no como aspirante al gobierno de la CDMX, sino como posible candidata presidencial y la incluyeron en una lista de aspirantes a los que midieron en más de 150 focus group en igual número de ciudades de la República, tal y como lo documentamos en este espacio.

A partir de ese momento y de que se registró formalmente como aspirante del Frente Amplio por México, Xóchitl ha tenido en el Presidente a su principal promotor de campaña. No sólo fue el primero que la “destapó” desde su mañanera y dijo que ella sería la candidata del frente opositor, porque iba a representar “a los conservadores y sus intereses”, sino que un día sí y el otro también, López Obrador menciona, cuestiona y ataca abiertamente a Gálvez lo mismo por su origen indígena, que por decir que ella no es del pueblo, que no podrá ser presidenta y que es la candidata del empresario Claudio X. González.

A cada una de esas menciones, la ahora aspirante presidencial le ha respondido una por una a López Obrador con videos, algunos de ellos hechos con inteligencia artificial que se han vuelto virales, declaraciones y respuestas directas y contundentes: “No me digas que no puedo”, “el Presidente es un machista y misógino”, “usted me va a entregar la banda presidencial” o “él es el oligarca que me puso aquí”, son algunas de las contestaciones que la senadora le ha hecho al Presidente y que han tenido resonancia mediática nacional e internacional.

El último empujón que le dio AMLO a la candidatura de Xóchitl fue ayer, cuando desde la mañanera anunció una primicia, al referirse al otorgamiento de supuestos contratos que ha recibido la empresa de Gálvez por parte de gobiernos anteriores, aprovechando sus cargos como Comisionada de Asuntos Indígenas con Vicente Fox o el de alcaldesa de Miguel Hidalgo en la CDMX. Sin presentar ningún documento, el Presidente dio a entender que tenía ya lista la información de esos contratos con los que se habría beneficiado la aspirante panista, pero dijo que esperaría a que la publicara la organización Mexicanos contra la Corrupción, que dirige María Amparo Casar, a la que retó a demostrar que realmente están en contra de la corrupción.

La respuesta de Xóchitl, como ya es costumbre, fue directa y al tú por tú con el Presidente: “Que busque, revise y cheque, mi empresa es tan chingona que hasta su gobierno la contrata”, dijo al mencionar que tiene contratos en esta administración con Banobras y con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, además del Senasica y Salud por un monto aproximado de 9 millones de pesos. La panista anunció ayer mismo en conferencia de prensa que ella misma hará públicos todos los contratos que han recibido sus dos empresas, OMEI y High Tech Services, de dependencias gubernamentales desde 2005 a la fecha, en los que no tiene nada irregular ni qué esconder. “Que explique cómo fue que su hijo pagó la renta de la Casa Gris, yo no recibo sobres amarillos como sus hermanos”, le dijo la panista a López Obrador.

Tal vez el Presidente no se dé cuenta, pero si bien él tiene el poder y los instrumentos del Estado, no puede utilizarlos para atacar y perseguir a una precandidata a la Presidencia; si lo hace sería un dictador. Y aún si solamente se dedica a hablar mal de ella y a cuestionarla y atacarla verbalmente como lo ha venido haciendo, lo único que conseguirá es blindarla, seguirla posicionando y hará justamente lo mismo que sus antecesores le hicieron a él: acosarla, perseguirla y victimizarla. Y con eso, le estará ampliando el camino a la Presidencia.

Segunda Serpiente Doble y volvemos a caer. Los dados mandan.

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