El sábado pasado, en una reunión a la que asistieron cerca de 150 personas en el amplio jardín de una casa de Ocoyoacac, Estado de México, Marcelo Ebrard Casaubon abrió, sin tapujos, sus aspiraciones presidenciales para 2024: “Hay que apoyar al presidente; él tuvo la gentileza de incluirnos en la lista de los aspirantes al Poder Ejecutivo, y hay que tomarle la palabra”, dijo el canciller en un mensaje que improvisó ante colaboradores suyos de la SRE, diputados y diputadas de Morena y amigos que acudieron a la comida convocada ex profeso para hablar de la sucesión presidencial que adelantó López Obrador.
Después de la comida, en la que se sirvió carne asada, y luego de unos 12 oradores que le habían expresado abiertamente el apoyo a su eventual candidatura, Marcelo tomó la palabra para dejar en claro que sí piensa competir por la nominación presidencial de Morena y pidió a sus cercanos que no se confundan y sigan trabajando porque esa es la mejor forma de construir un proyecto político: “No hay que dejarnos confundir con el tema de la Línea 12. Nos querían sacar a la mala con eso, pero no podrán. Es muy claro que quisieron resolver lo que pasó ahora (el derrumbe donde murieron 26 personas en Tláhuac) con supuestos errores de hace 12 años. Vamos a seguir trabajando, con prudencia, con eficacia. La mejor manera de competir es sacando la chamba que nos pida el presidente”, les dijo el titular de la SRE.
De acuerdo con fuentes que estuvieron en el evento privado del sábado, al calor del discurso de Marcelo y cuando este terminó, surgieron en el lugar los gritos de “¡presidente!, ¡presidente!”, que Ebrard agradeció con una sonrisa y levantando los brazos. En su discurso de destape, el secretario de Relaciones Exteriores pidió “apoyar al presidente, porque en la medida que le cumplamos al presidente, tendremos posibilidades de competir con nuestro proyecto político. Si el presidente ya fijó las reglas, vamos a entrarle”, comentó el canciller antes de que cayera un tremendo aguacero.
Entre los 150 asistentes, todos con vestimenta casual para la comida, había muchos que han acompañado y colaborado con Marcelo Ebrard desde los 80 y 90, algunos exintegrantes del gobierno del Distrito Federal. También había cuadros y funcionarios de Relaciones Exteriores como el subsecretario para América Latina y El Caribe, Maximiliano Reyes; el director de la Unidad de Administración y Finanzas, José Antonio Domínguez Carballo, entre otros; además de senadoras de Morena como Malú Micher y Bertha Caraveo, el diputado federal electo por el PVEM, Horacio López Casarín; Daniel Sibaja, diputado electo al Congreso mexiquense; exdiputados como Juan Carlos Natale y dirigentes sociales como Agustín Guerrero, exlíder del STUNAM y Ángel Ávila de la Paz, dirigente del Movimiento Progresista de Guerrero.
Hubo después del canciller varios oradores, todos expresando el apoyo a las aspiraciones de Ebrard, aunque más de uno recomendó irse con tiento para evitar que se recrudezca el golpeteo de otros aspirantes de los que mencionó en su lista el presidente. Varios de los que hicieron uso de la palabra recordaron la trayectoria de Marcelo junto a López Obrador, mencionaron cuando el entonces jefe de Gobierno declinó por el tabasqueño en el 2000 y también cuando se hizo a un lado en 2012 a pesar de la ventaja que le daban dos de tres encuestas levantadas por el PRD. “Esta sería –dijo uno de los oradores—una continuidad ya probada”.
En ese sentido, de acuerdo con la versión que dan los asistentes a la comida del destape ebrardista, en ningún momento se habló de empezar ya acciones o creación de grupos o comités de apoyo, sino solamente comenzar a perfilar claramente que Marcelo Ebrard está más que apuntado para la sucesión, a partir de que lo mencionó el presidente. El propio canciller les pidió a todos los que asistieron “actuar con mucha prudencia, ser muy pulcros en el trabajo y darle resultados al presidente”.
Ni hablar, si López Obrador calculó bien lo que hizo al adelantar más de tres años su propia sucesión, entonces empezaremos a ver más reuniones, comidas y grupos que se van creando para apoyar a uno u otro aspirante de Morena. Y aunque es casi seguro que el presidente amplió a cinco la baraja de presidenciables con la idea de evitar un enfrentamiento directo entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, está claro que eso no dará el resultado esperado al inquilino de Los Pinos que, en su afán por controlarlo todo en este gobierno, incluida su sucesión, no se dio cuenta de que destapó la caja de Pandora de 2024 y ahora empezarán las expresiones de apoyo, las cargadas y, aunque no lo quiera, los encontronazos entre sus únicos dos candidatos verdaderos.
NOTAS INDISCRETAS…
Aquí se lo dijimos desde hace más de dos semanas y ayer lo hizo oficial la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum: su nuevo secretario de Gobierno será Martí Batres Guadarrama, compañero de luchas ceuístas y leal y convencido “claudista” en la batalla futura por el 2024. Con el relevo de Alfonso Suárez del Real, a quien le crea un nuevo cargo de jefe de Oficina de la Jefatura de Gobierno, Sheinbaum está reforzando su equipo no sólo para la nueva realidad política que enfrentará tras su estruendosa derrota en los comicios capitalinos del 6 de junio, donde la oposición gobernará la mayoría de las alcaldías y tendrá una mayoría empatada en el Congreso local. Con Martí, la Jefa de Gobierno también se asegura tener a un incondicional en la operación política que, desde el poder del gobierno de la ciudad, operará también para cerrar la pinza contra Ricardo Monreal, a quien terminarán de cobrarle su venganza, luego de haber logrado con intrigas que el presidente lo sacara de su lista de presidenciables, y de paso, también Batres se encargará de los “trabajos sucios” contra el verdadero rival de su jefa que, para mayores señas, despacha por la avenida Juárez. Así que a partir de ahora cada movimiento, cada decisión y cada acción en el Palacio del Ayuntamiento tiene un cálculo de cuatro números: 2024… Y a propósito de Monreal, ayer al zacatecano le volvió el alma al cuerpo, después de escuchar las declaraciones del presidente López Obrador desde Tabasco, en las que, a contracorriente de su lista de solo 5 aspirantes presidenciales para Morena, ahora dijo que “hay muchos hombres y mujeres para el relevo, hay muchos, todos, los que están en el gabinete, gobernadores, todos tienen posibilidad, dirigentes parlamentarios, todos tienen posibilidad, ahora sí que no hay tapados”. Esas últimas dos palabras, las de “dirigentes parlamentarios” le sonaron al líder del Senado como campanas de domingo de resurrección y hay quien jura que, tras escucharlas, Ricardo Monreal se levantó y anduvo. Porque, en la lectura de los monrealistas, esa frase del presidente cambia el panorama de la sucesión presidencial y al parecer López Obrador terminó por recapacitar y escuchar los insistentes levantamientos de mano de su principal operador político en el Congreso de la Unión. Tal vez el inquilino de Palacio se dio cuenta de que excluir de la manera en que lo había hecho a Monreal lo único que lograba era ponerlo más a la vista y, eventualmente, abrirle la puerta para que explorara otras opciones. O a lo mejor López Obrador se acordó de que aún tenía varias reformas constitucionales que quiere mover en el Congreso y sin su principal operador y negociador parlamentario de plano se le iban a complicar. Veremos si la neoinclusión de Monreal, al que no menciona por su nombre, es real o si el presidente sólo está apelando a que no le deje de operar sus iniciativas… Los dados mandan Escalera doble. Buen tiro. Saludos a todos los amables lectores y una disculpa por los días de ausencia por motivos obligados de salud.