Eran los primeros días de diciembre de 2020 y Miguel Alemán Magnani fue citado en las oficinas de la directora del SAT, Raquel Buen Rostro. El empresario llegó puntual a la cita y se le veía tranquilo, a pesar de que su empresa Interjet ya había empezado a cancelar vuelos y a suspender operaciones por problemas de liquidez que le impidieron pagarle a ASA por la turbosina para sus aviones. Los trabajadores, sobrecargos, pilotos y personal de tierra también acusaban retrasos en sus pagos y hasta la Profeco preparaba una recomendación a los consumidores para que no compraran boletos a la aerolínea de los Alemán “porque no es segura”. Pero a pesar de la tormenta, Miguelito, como le dicen sus amigos empresarios, llegó confiado a su cita, creyendo que encontraría apoyo de Buenrostro por la amistad entre su padre y el presidente López Obrador.

Pero para sorpresa de Alemán junior, la famosa “dama de hierro” de los impuestos no lo recibió tan amablemente. Apenas se acomodaba en la silla el empresario cuando Buenrostro le soltó a quema ropa: “Necesitamos que paguen sus adeudos con el SAT y que lo hagan a la brevedad si no quieren enfrentar denuncias legales”. Miguel trató de mantener la calma y respondió con los modos finos y educados que le caracterizan que ni él ni su padre se negaban a reconocer los adeudos fiscales y mucho menos a pagar, pero que su situación era complicada y requerían tiempo y una negociación adecuada para poder cubrir lo que ellos reconocían como adeudos. Entonces la titular del fisco federal se dejó de cortesías y fue directa: “Es muy sencillo, si ustedes no pagan sus adeudos —que entonces oscilaban entre 3 y 5 mil millones de pesos—  los voy a meter a la cárcel a ti, a tu padre y a tu hermana”.

El tono de Raquel Buenrostro no dejó dudas y Miguelito apenas si pudo balbucear que iban a revisar el tema familiarmente y que se volvía a comunicar para una nueva reunión. Cuando salió de las oficinas del SAT, Alemán Magnani no tuvo dudas de que esta vez iba en serio y entre la virtual quiebra de Interjet en esos momentos y su fallida alianza empresarial con Carlos Cabal Peniche y Alejandro del Valle, con quienes se asoció para la compra cuestionada del Sistema Radiópolis, de Televisa Radio, que terminó en un juicio con la española Grupo Prisa por el control de la empresa, a la familia Alemán se le vino el mundo encima y, a pesar de que siempre contaron con el favor de Palacio Nacional, después de la amenaza directa de la directora del SAT tomaron una decisión: huir de México. En esos mismos días el padre, el hijo y la hermana, abordaron sus aviones con destino a Estados Unidos y de ahí se movieron a Europa donde han estado los últimos meses.

Durante ese tiempo en el exilio, los Alemán se dedicaron a negociar con el SAT a través de sus abogados y con la seguridad que les daba el Océano Atlántico de por medio. Al mismo tiempo que se arrepentían de su sociedad con Cabal y Del Valle, con quienes terminaron en pleito e incluso perdieron parte de sus empresas, don Miguel Alemán y su hijo lograron un “acuerdo de pagos” con la Secretaría de Hacienda y con Buenrostro, a través del cual se comprometen a pagar la totalidad de sus adeudos, de acuerdo con fuentes cercanas a la familia, que aseguran que a partir de ese acuerdo, los Alemán regresarán pronto a México y terminarán con su autoexilio europeo.

Coincidencia o no, la intención de la familia Alemán de pagar sus deudas con el SAT y regresar al país, ocurre justo cuando ayer los socios de Interjet, que ahora comanda Alejandro Del Valle, quien se quedó con la empresa, decidieron aceptar irse a un concurso mercantil, como una forma de reestructurar la aerolínea, resolver sus problemas financieros y hacer nuevos acuerdos con sus pilotos y trabajadores para reanudar pronto su operación, suspendida desde el pasado mes de diciembre. En una Asamblea General Extraordinaria llevada a cabo ayer, la empresa aseguró que “el 100 por ciento de los accionistas —en los que no se sabe si fueron o no considerados los Alemán— llegaron a un acuerdo para entrar a ese proceso de reestructura en México, con el objetivo de volver a la operación lo antes posible privilegiando los derechos de los trabajadores”.

Mientras tanto, el sistema Radiopolis, que era otra de las empresas de los Alemán que le compraron a Televisa y después se enfrascaron en un pleito judicial con la española Prisa y con sus propios socios Alejandro Del Valle y Carlos Cabal, al final después de los fallos judiciales que le dieron la razón a los socios de Prisa sobre el control editorial de las estaciones de radio, los Alemán, junto con Cabal Peniche y Crédito Real quedaron como los tres dueños del 49% de las acciones y han decidido subastar su paquete accionario para vendérselo a un tercero que se interese en él. Eso sí, quien decida entrarle al negocio de Radiopolis, tendrá que aceptar que la línea editorial y la dirección de la empresa la manejan los españoles, tal y como quedó establecido el contrato original de la empresa creada por el fallecido don Jesús Polanco.

Así es que veremos si a su regreso a México y una vez que liquiden sus cuentas con el SAT, el Grupo Alemán puede retomar el vuelo y quitarse la imagen de un grupo empresarial emproblemado y con un manejo errático por parte de su presidente Miguel Alemán Magnani, que los llevaron de ser una de las familias más solventes, herederas de una de las más grandes fortunas presidenciales, a tener que salir huyendo por unos meses del país ante la amenaza de cárcel si no cumplían con sus adeudos fiscales. Al paso que va al junior el único negocio que le ha funcionado últimamente es el de productor de la serie de Luis Miguel, en donde se asoció con el cantante para la exitosa producción de Netflix. Tal vez Miguelito tendría que replantear su enfoque en los negocios y, ante la falta de carisma y del talento político que no heredó de sus antecesores, volver al que fue el origen de la inmensa fortuna que les dejó su abuelo, el expresidente Miguel Alemán Valdés, que después de haber sido el primer presidente en otorgar concesiones de televisión y en aparecer en la primera transmisión televisiva en México, cuando terminó su mandato se asoció con Emilio Azcárraga Vidaurreta para crear al monstruo de audiencias que sería la empresa Televisa.

NOTAS INDISCRETAS…

En dos estados del norte del país las alarmas se han encendido para Morena: en Sonora y en Baja California los candidatos morenistas, Alfonso Durazo y Marina del Pilar, que arrancaron con amplia ventaja, hoy están prácticamente en empates técnicos con sus contrincantes más cercanos. En el caso de Durazo, de acuerdo con las últimas encuestas el candidato de la alianza opositora PRI-PAN-PRD, Ernesto Gándara, ya lo alcanzó y en política es bien sabido el dicho del “caballo que alcanza gana”, mientras que en Baja California a la señora del Pilar le viene pisando los talones el polémico candidato del PES, Jorge Hank Rhon, a quien sondeos recientes ubican ya a solo cinco puntos de la abanderada morenista. Y entre los yerros y excesos del gobernador Jaime Bonilla en Baja, que lo mismo expropia clubes privados que endeuda al estado con 3 mil millones de pesos a unos meses de dejar el cargo, y los problemas que sigue teniendo la campaña de Durazo a quien siguen percibiendo como un “candidato chilango” en su propia tierra, en una de esas en las dos entidades que comparten el Golfo de Cortés la competencia se cierra cada vez más y podría haber sorpresas y reveses para el morenismo… Mientras tanto en Nuevo León, la candidata de Morena, Clara Luz Flores, salió a pedir “perdón” a los nuevoleoneses y a reconocer que había mentido cuando dijo que no conoció a Keith Raniere, que nunca se reunió con él y que ni siquiera sabía que era la secta Nxivm. “Cometí un error al haber dicho que no lo conocía (al fundador) y pido perdón. Mi error fue no aceptar públicamente ese momento de mi vida en el que busqué ayuda a través de un curso”, reconoció la candidata, quien se tardó un mes para reconocer públicamente su error. Se ve difícil que eso le reditúe en las encuestas. Por cierto que la petición de disculpas y el reconocimiento de su error es parte de la nueva estrategia que el equipo de campaña de la morenista quiere echar a andar a un mes de las elecciones. Y es que Clara Luz y su gente se quejan de que el grave error que cometieron al negar su reunión con Keith Raniere fue uno de los consejos que les dio Hugo Scherer, el consultor que se encargaba en esos momentos de su estrategia mediática de campaña. Después de varios jaloneos y tensiones en el que la candidata y su grupo más cercano culpaban a Scherer y a su estrategia de su precipitada caída al tercer lugar de las encuestas, finalmente parece que Clara Luz logró quitarse al consultor que le habían recomendado directamente de Palacio y busca, con una nueva estrategia de campaña, remontar su lejano tercer lugar. ¿Le alcanzarán las cuatro semanas que faltan para la votación?... Los dados mandan Serpiente doble. Bajada.

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