El jueves pasado pasamos una buena entrevista en Largo Aliento. El joven abogado Rodrigo Muñoz Dromundo narró cómo él y sus vecinos del conjunto habitacional City Towers, vinieron a descubrir que vivían en tierra ilegal.
El conjunto contaba con muchos más departamentos de los permitidos por la ley y no contaba con las medidas de seguridad requeridas por la ley; peor: descubrieron que las irregularidades habían sido aprobadas por tres sucesivos alcaldes panistas de la Alcaldía Benito Juárez.
Una semana antes, Xóchitl Gálvez había dicho en Largo Aliento que el llamado Cártel Inmobiliario de la alcaldía Benito Juárez no era realmente panista.
—En esos actos irregulares intervinieron funcionarios de varios partidos –afirmó.
Se equivocó Xóchitl. Las irregularidades sí fueron responsabilidad exclusiva de los alcaldes panistas.
Y en Tweeter los clips de la entrevista recibieron decenas de miles de respuestas de rechazo, todas con el mismo tema: alguien de Morena también ha robado. Mira la casa gris de Andy, mira los hurtos del gobernador Tal de Morena, mira a Pío y los sobres amarillos. Hasta yo resulté corrupta: Te paga Morena.
Ningún enjundioso panista replicó: Alerta, debemos limpiar nuestra casa… O bien: debemos reparar el daño a los ciudadanos defraudados.
Lo que rebela la terrible derrota moral del PAN ante sus propios corruptos, amén de que rebela de qué lado están, el de los ladrones o el de los ciudadanos.
¿Cuándo empezó el deterioro moral el PAN?
Existe una fecha. La noche en que el primer presidente panista, Vicente Fox, en su cabaña de Los Pinos, acordó con la entonces jefa de la bancada del PRI en el Congreso, Beatriz Paredes, no perseguir la corrupción de los priistas durante las recién sucedidas elecciones presidenciales, a cambio de que ellos votaran las reformas estructurales que Fox quería.
Es decir, Fox condonó la Corrupción. Dio el mensaje: es admisible.
No es casual entonces que 7 años más tarde, en el segundo gobierno panista, la Seguridad del país estuviera a cargo del capo de cártel, García Luna.
Al PRI la corrupción empezó a comérselo mucho antes, en el sexenio de Miguel Alemán, cuando los priistas se bajaron de los caballos revolucionarios para subirse a los Cadillacs y la ideología del nacionalismo revolucionario se fue convirtiendo al paso de los sexenios en el disfraz externo de una máquina para ganar elecciones y hacer negocios ilícitos desde el Poder.
No perdona la corrupción. Es un salitre que corrompe y oxida cualquier ideología.
¿Qué tan corrupta es hoy la 4T?
Hace una semana comí con un grupo de ejecutivos de empresas internacionales y la conversación giró en torno al costo actual de los cochupos. Ejecutivos extranjeros, sin siquiera derecho al voto, es decir: sin intereses ideológicos en el asunto.
Los cuatro ejecutivos coincidieron que los funcionarios de la 4T cobran menos que los priistas de Peña o que los panistas de Calderón, pero de que cobran, cobran.
¿Todos?, preguntó uno.
Todos encogieron los hombros. No lo sabían de cierto.
Lo que no es raro. La corrupción es una actividad clandestina. De ahí que no se pueda sacar el porcentaje de los funcionarios corruptos de la 4T. Y sin embargo, de que existe la corrupción en la 4T, existe.
Habrá quien opine que no importa mucho. Lo que importa es que en Morena el espíritu de construir un piso de bienestar parejo para todos siga rigiendo en su política pública.
Yo no lo creo, no por moralista, sino porque conozco la Historia de mi país. Otra vez: el PRI y el PAN vieron sus proyectos oxidarse y volverse venenosos debido a la Corrupción. Y si hoy son partidos agónicos, cuyo único oxígeno proviene de la figura de una mujer que ni es priista ni panista, se debe a la Corrupción.
Es pues posible que el mayor dragón que la 4T deberá enfrentar no sea durante las elecciones presidenciales que se avecinan, sino a continuación de ellas, si es que las gana, como indican las encuestas que sucederá.
Y será su propia Corrupción.
Lo saben los líderes fundadores de Morena. Los llamados Puros, es decir: los idealistas. De ahí que en los foros para la discusión del Proyecto de Nación a los que han convocado a su medio millón de correligionarios, la Corrupción es uno de los tres temas capitales. Será para los Puros una batalla de titanes.