Pensar es poner en palabras una historia. Es decir, pensar es poner en el aire modulado en palabras una historia.
El pensamiento político es una historia que se refiere a un grupo amplio de personas. Textualmente a los habitantes de una polis: de una ciudad. Figuradamente a los habitantes de una localidad, más amplia o menos amplia que una polis.
Una historia que da identidad a ese grupo. ¿Cómo? Por lo menos fijando quienes son esos habitantes y a dónde quieren ir en conjunto.
Somos los trabajadores que producen productos Fujitsu para llevar a la Humanidad a un mañana más luminoso. Recuerdo una mañana en el patio de una planta de ensamblaje a mil trabajadores cantándolo en japones, antes de entrar al enorme edificio de cemento y ponerse a ensamblar.
Las tribus de pingüinos hacen algo muy semejante. En una vastedad de nieve, blancos y negros con los picos hacia el cielo, soplan aire como si fueran cornetas, para en conjunto reconocerse. Somos la tribu de pingüinos que compartimos la vida, ¿para qué?, para salvarnos en conjunto las vidas, podría traducirse la emisión de sonido.
Aunque la diferencia crucial entre los pingüinos y los trabajadores de Fujitsu es clara: los pingüinos no usan palabras en su himno de identidad, los trabajadores sí.
Ah las palabras, exclama Sófocles desde la antigua Grecia, por boca de uno de sus personajes más lúcidos, el ciego Tiresias. Las palabras son soberbias, porque no solo nombran la realidad, dicen casi siempre algo más.
Es decir: suelen mentir.
Considérese lo que cantamos los ciudadanos mexicanos en nuestro himno. “Mexicanos (cierto) al grito de guerra (¿qué guerra?) al sonoro rugir del cañón (ejem, ¿qué cañón?) y retiemble en sus centros (¿perdón? ¿centros?) la Tierra…” Y de ahí el himno mexicano sigue narrando una guerra que hace mucho se extinguió y sin trazar una tierra prometida.
La razón le asiste a Sófocles. Esa extravagante capacidad humana de convertir el aire en palabras y contarnos una historia común, medio real y medio irreal, es el origen de nuestra enorme fuerza y nuestra debilidad de grupo.
En las piedras grises de la costa de una isla diminuta de los Galápagos, dispuestas a manera de balcones, los pájaros de patas azules y picos amarillos lanzan su himno de puro sonido hacia el extenso mar helado y color índigo, bajo el sol instalado a las 11 de la mañana.
Tal vez hay palabras ahí, alguna u otra que cambia de un llamado a otro de la tribu. O no. No sabemos. Los humanos sabemos muy poco de las otras especies de la Tierra, obsedidos como estamos con nosotros mismos en este periodo llamado con justeza Humanismo.
Lo que sí sabemos es que las ballenas cantan al migrar y sus cantos sí van variando con el tiempo. Gracias a los satélites y las computadoras, los científicos han acumulado sus cantos de identidad y los han contrastado entre sí.
En Largo Aliento le pedimos a los que pretenden gobernarnos que tomen asiento ante tres cámaras pequeñas como cámaras de fotografía –y que nos cuenten por qué quiere mandar sobre los demás y qué haría por nosotr@s durante seis años.
—Cuéntanos la historia política que nos propones –es la petición.
¿Cuánto de verdad dice cada candidata a gobernar? ¿Cuánto de mentira? ¿Cuánto de posible? ¿Cuánto de imposible? ¿En beneficio de quiénes manifiestamente gobernará? ¿En beneficio de quienes gobernará, de forma encubierta?
Queda a juicio de los que verán el programa.
Durante los meses que vienen escucharemos las historias que nos proponen los que pretenden mandar sobre la extensa tribu mexicana durante los próximos seis años.
A los triunfadores les entregaremos las llaves de los edificios de gobierno, de las casas y camionetas y aviones del gobierno, las claves para mover billones de dinero público y un ejército de burócratas. Tanto poder para que nos lleven de un lado a otro.
No hay más. No hay menos. Es extraña la Democracia. Aún muy primitiva. Los científicos que documentan a las ballenas podrían volverla mejor. Pero es de los pocos acuerdos fijos que tiene la tribu mexicana.
Termino regresando a una imagen. Los pingüinos en la nieve cantando con los picos hacia el cielo azul y enorme.