El reguero de evidencias dejado por el sórdido asesinato de un exfuncionario de la Secretaría de Hacienda, el 21 de mayo de 2020 en Morelos, ha despertado en autoridades financieras la expectativa de que en el entramado se hallen personajes de alto nivel, incluso Luis Videgaray, el segundo hombre con mayor poder durante el gobierno de Peña Nieto y uno de los personajes más elusivos en señalamientos de corrupción de la pasada administración.
El caso conocido hasta ahora presenta a Bethzabee Brito Álvarez al centro de una trama para asesinar a su esposo, Alfonso Issac Gamboa Lozano, junto con tres hermanos y la madre de éste. El móvil, presumiblemente alimentado por la relación íntima de la mujer con un escolta de la familia, habría sido retener una pequeña fortuna colocada a nombre de ella por la víctima, quien se desempeñó como titular de la Unidad de Políticas y Control Presupuestario de Hacienda, desde 2014 hasta 2020, bien entrado el actual gobierno.
Las investigaciones, conducidas por la Unidad de Inteligencia Financiera, entre otras entidades, han puesto de manifiesto, sin embargo, que Brito Álvarez estaba colocada al frente de un conglomerado de empresas disfrazado en forma sofisticada que transfirió decenas de millones de dólares hacia misteriosas cuentas radicadas en naciones tan diversas como Corea del Sur, China, España, Inglaterra o Estados Unidos.
Estas empresas fachada a cargo de Brito Álvarez, detenida ya, cerraron contratos con dependencias del actual gobierno, por la vía de la Guardia Nacional, en 2019 y 2020, en varios casos por asignación directa, por montos acumulados cercanos a 50 millones de pesos. Entre sus clientes, también en años recientes, se hallan el Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Partido Acción Nacional (PAN).
De acuerdo con lo confiado a este espacio, la operación de este montaje financiero no pudo haber sido posible sin la tolerancia y colaboración de autoridades fiscales adscritas al SAT en el anterior gobierno, pero también en el actual. Gracias a ello, este grupo de compañías fantasma fue beneficiado con devoluciones de impuestos, pese a notables anomalías en sus operaciones.
La señora Brito Álvarez aparece legalmente al frente de una veintena de empresas que, ahora se sabe, se distinguen por compartir direcciones fiscales y por emprender operaciones múltiples para lavar el dinero que entra a sus cuentas. Asimismo, por tener una sola representante legal en la señora Laura Patricia Quintana Ávila.
Las indagatorias, que comenzaron apenas tras el asesinato múltiple, mostraron ya ligas de Gamboa Lozano, la víctima principal, a cargo del envío de recursos hacia los estados, lo que abre toda una veta de posibles pactos con la bendición de altas autoridades de Hacienda. Un mar de enigmas que se empieza a desentrañar para resolver si al fondo de éste los investigadores pueden capturar a peces grandes. Incluso uno tan gordo como Luis Videgaray.
Apuntes
Las señales iniciales de los ajustes anunciados en su gabinete por Claudia Sheinbaum, jefa del gobierno capitalino, apuntan a que debió ceder ante un sector radical que desde Palacio concluyó que las derrotas electorales de Morena en la ciudad se debieron a la incapacidad de traducir en votos los padrones de beneficiarios de programas sociales de la 4T. Virar hacia una gestión sectaria hará que la señora Sheinbaum corra el riesgo de perder el rostro de moderación, rigor técnico y corrección política que le atrae respetabilidad desde hace años y que sin duda la ayudó durante la primera mitad de su administración. Si se equivoca pondrá en predicamento su futuro.