Que el año próximo vayamos a tener a una mujer en la presidencia de la república -si es que no hay imprevistos que provoquen un resultado en contrario- muestra con absoluta claridad la tendencia de que la cada vez más robusta presencia femenina en la toma de decisiones de la vida política, económica y social del país seguirá en aumento en los próximos meses y años.

El avance del género femenino en la representación política nacional ha sido enorme y no podría ser de otra forma en un país cuya estructura demográfica es hoy de 51.2% de mujeres y 48.8% de hombres.

El Poder Judicial, por primera vez en su historia, ya es encabezado por una mujer. Al frente de la Corte y la Judicatura Federal está desde el inicio del año la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández, y otras tres ministras: Margarita Ríos Farjat, Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel, ocupan junto con ella cuatro asientos del pleno de once del máximo tribunal de la nación. Para que esto ocurriera tuvieron que pasar 62 años desde que una mujer, María Cristina Salmorán de Tamayo, fuera designada como la primera ministra de la Corte.

El Poder Legislativo está encabezado hoy por otras dos mujeres: Marcela Guerra en la Cámara de Diputados y Ana Lilia Rivera en la de Senadores; y todo indica que el Ejecutivo estará presidido por Claudia Sheinbaum o por Xóchitl Gálvez.

Por eso es pertinente esta pregunta, de cara a otro proceso sucesorio que corre en estos días: ¿también tendremos mujer rectora en la Universidad Nacional Autónoma de México?

Entre las diecisiete personas que formalizaron su aspiración ante la Junta de Gobierno de la UNAM hay cinco mujeres. Por orden alfabético: Laura Acosta Torres, directora de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León; Patricia Dávila Aranda, secretaria de Desarrollo Institucional; María Esperanza Martínez Romero, investigadora del Centro de Ciencias Genómicas; Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades; y Luz del Carmen Alicia Vilchis Esquivel, profesora de la Facultad de Artes y Diseño.

Por el conocimiento que de ellas tiene la comunidad universitaria y las posiciones de mando que en ella ejercen -criterios que no dejan de ser arbitrarios frente al hecho de que es la Junta de Gobierno la que tiene la última palabra- son dos las que más posibilidades tienen: Patricia Dávila y Guadalupe Valencia.

Este reportero las ha buscado para poder tener una idea más clara y personal de sus perfiles. Empezaré con la secretaria de Desarrollo Institucional, Patricia Dávila.

De esta bióloga de 68 años puede decirse, de entrada, que es una universitaria de cepa y conocedora profunda de las fortalezas y debilidades de nuestra máxima casa de estudios, además de amena conversadora.

–¡Claro que una mujer puede ser rectora de la UNAM!– responde enfática. Hace una breve pausa y da voz alta a un sincero pensamiento un poco dirigido a los integrantes de la Junta de Gobierno:

–Si va a ser mujer, que sea por su capacidad, por su eficacia, no por graciosa concesión de género, no por ser mujer.

Lejos están los días (poquito más de 50 mil o 137 años para mejor comprensión) en que egresaron con su título universitario las dos primeras mujeres: la odontóloga Margarita Chorné y Salazar y la médica cirujana Matilde Montoya Lafragua.

Desde la oficina de la doctora Patricia Dávila Aranda en el octavo piso de la torre de Rectoría se aprecian soleadas y tranquilas las populares “islas”, el jardín recreativo más grande de Ciudad Universitaria también llamado “campus central”. Son muchos los estudiantes que las caminan. La proporción de género de la matrícula en la UNAM es muy parecida a la del total de la población. De 369 mil 607 estudiantes, 51.97% son mujeres y 48.03% hombres.

La violencia de género es para Dávila Aranda un grave problema en la Universidad que debe enfrentarse con todo rigor y mediante la concientización del alumnado masculino. Sugiere, entre otras políticas, que todos los universitarios hombres cursen de entrada, obligatoriamente, un seminario de equidad de género.

Al contar sobre su ya largo camino en la vida universitaria que incluyó la dirección y estabilización durante dos períodos de lo que en su momento fue la conflictiva Facultad de Estudios Superiores (FES), Acatlán, uno entiende la razón por la que no estudió su licenciatura en la UNAM, hecho que algunos de sus contrincantes utilizan para descalificarla.

Hija de familia de escasos recursos tuvo que trabajar desde muy joven y en la Facultad de Ciencias los horarios estaban limitados a la mañana. En la UAM Iztapalapa encontró la flexibilidad de horario para poder seguir trabajando y fue así, que se recibió ahí como parte de la segunda generación de la carrera. Pero su maestría la cursó en la UNAM y después su doctorado en la Universidad Estatal de Iowa, Estados Unidos.

–¿Es usted cercana a la 4T? No, responde y rápido aclara: “No me siento cercana a ningún grupo político… No pertenezco a ninguno y nunca perteneceré.

–Pero esos grupos políticos seguramente influirán en la decisión de la Junta. Su respuesta es otro no enfático: “La Junta de Gobierno ni se deja ni se dejará influenciar”.

–De ser rectora ¿cómo sería su relación con el gobierno? “Prudencia”, es la primera palabra de su respuesta. “Prudencia sin dejar se ser crítica, pero sin estridencias ni pleitos”.

Son muchos los temas en la conversación. No vislumbra cambios necesarios en una legislación universitaria que a la fecha garantiza su gobernanza y desea mayor apoyo presupuestal, pero ante la austeridad planteada por el gobierno propone priorizar el gasto y rechaza en definitiva un aumento en las cuotas estudiantiles, motivo de crisis pasadas en la máxima casa de estudios.

También reconoce que siempre hará falta más calidad académica, pero plantea mantener a la UNAM en el ranking de las cien mejores universidades del mundo. Y sobre el tema de los plagios de tesis considera positivos los cambios sancionadores que se hicieron a la legislación universitaria (como el retiro de títulos) tras el escándalo de la ministra de la Corte, Yasmín Esquivel, pero propone como medida obligatoria que todas las tesis, tesinas o informes de desempeño profesional sean sometidas a las herramientas tecnológicas que con rapidez y certeza revelan los eventuales plagios que se cometan.

Ya le contaré de otras aspirantes a la Rectoría y, por supuesto, de los aspirantes, universitarios todos ellos con los conocimientos y las capacidades para serlo.

El empoderamiento femenino

Son muchas, por cierto, las mujeres que participarán en el proceso electoral del año próximo en busca de representaciones populares a todo nivel. Vayan estos otros ejemplos:

En Chiapas, la senadora Sasil de León Villard avanza en la búsqueda de la coordinación de la defensa de la 4T para luego ser la candidata de Morena a la gubernatura. Al concluir la semana, el “power ranking” de Político Mx la sitúa por encima de otros aspirantes de ese partido y aliados como el también senador morenista Eduardo Ramírez Aguilar, la diputada de ese partido Patricia Armendáriz y Luis Armando Melgar del Partido Verde.

Sasil es una mujer con arraigo en Chiapas, que inició su carrera política dentro del Partido Verde, fue diputada local en su estado y secretaria para el Desarrollo y Empoderamiento de las Mujeres en el gobierno de Manuel Velasco. También fue diputada federal y desde 2018 senadora. En 2023 se afilió a Morena.

Si bien el “power ranking” no es una encuesta, sí es un ejercicio que mide la fuerza política de aspirantes a cargos de elección popular. Sasil de León ha recorrido durante más de diez años los 125 municipios del estado.

En Morelos, una fuerte aspirante de Morena a la gubernatura es Margarita González Saravia. Diversas organizaciones campesinas y sociales, entre ellas la Unión de Trabajadores del Campo y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala apoya su candidatura al considerarla una política y empresaria cercana, que ha abanderado las causas de la gente y que además es figura emblemática de la 4T

Su carrera política la inició al sumarse a la lucha por democratizar al país al Comité Ejecutivo Nacional del Partido Mexicano Socialista (PMS) al lado de Heberto Castillo. Fue fundadora del PRD y de Morena.

Las organizaciones campesinas son su mayor apoyo en el estado de Morelos además de tener sólidos respaldo como el de la Unión de Colonia Populares del Valle de México. A ello se suma su actividad empresarial en el sector turístico en la Asociación Nacional de Parques Acuáticos y Balnearios.

Margarita González Saravia renunció el pasado 15 de junio a la dirección general de la Lotería Nacional para disputar la candidatura morenista al gobierno de Morelos a Víctor Mercado, Sandra Anaya y Rabindranath Salazar.

Y en Veracruz, uno de los estados más golpeados por la inseguridad, surgió un perfil interesante para alzarse con la candidatura de Morena y el PT al gobierno de la entidad. Se trata de Citlalli Navarro, la primera mujer veracruzana en obtener la maestría en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales. Hasta la semana pasada se desempeñaba como directora general de Planeación Aduanera en la Agencia Nacional de Aduanas, cargo al que renunció para inscribir su candidatura. Ella se autodefine como feminista, férrea defensora de la democracia y los derechos de las mujeres, y abierta opositora a cualquier forma de corrupción. Enfrentará en Morena a pesos pesados como la exsecretaría de Energía, Rocío Nahle y el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna.

Los 35 millones de votos de Claudia

De gira por Tamaulipas, Claudia Sheinbaum confió en superar los 30 millones de votos que obtuvo AMLO en 2018 y obtener 35 millones de sufragios el 2 de junio de 2024 para retener la Presidencia y controlar el Senado y la Cámara de Diputados.

¿Es posible ese escenario?

Veamos: en las elecciones presidenciales de 2018 hubo una participación ciudadana de 63.4% de una lista nominal de 89 millones 291 mil 840 ciudadanos. Es decir, hubo 56 millones 611 mil 27 votos, de los cuales 30 millones 113 mil 483 (53.19%) fueron para AMLO.

Supongamos que en los comicios del año que entra hay una participación ciudadana similar, es decir, 63.4% de una lista nominal que ahora es de 96 millones 969 mil 81 ciudadanos. Estarían votando entonces 61 millones 478 mil 397 ciudadanos.

De acuerdo con el sondeo más reciente de Enkoll (encuestadora del diario español El País y de W Radio) Sheinbaum trae 47% de las preferencias si enfrenta a Xóchitl Gálvez (30%) y a Marcelo Ebrard (15%).

Ese 47% equivale a 38 millones de votos. Así que, juzgue usted.

Instantáneas:

1. DENTRO DE UN AÑO. Exactamente dentro de un año habrá terminado el gobierno de AMLO. La cuenta regresiva es para muchos, motivo de júbilo, pero para muchos otros, motivo de angustia. Si como apuntan hoy los sondeos Morena retiene la Presidencia, el reto será enorme para la eventual ganadora. ¿Podrá el movimiento-partido que creó AMLO a su medida, trascender a su líder fundador? ¿Sobrevivirá sin él?

2. EBRARD. El exsecretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard no quita el dedo del renglón e insiste ante propios y extraños que estará en la boleta de la elección presidencial del año que entra. Muy difícil, si no es que imposible, es que sea con las siglas de algunos de los partidos integrantes del Frente Amplio por México. La única opción, todavía vigente, es Movimiento Ciudadano. Su fundador y líder Dante Delgado mantiene abierta la puerta para Ebrard de cara a la próxima convención nacional de ese partido. Mientras tanto Ebrard hace malabares al comunicar los avances de su impugnación del proceso seleccionador de las “corcholatas”. La impugnación, como se sabe, fue interpuesta ante Morena. Luego, por la falta de una respuesta, Ebrard se quejó en el Tribunal Electoral de quien informó que había ordenada la inmediata respuesta de Morena. No fue así. Lo que el Tribunal comunicó es que dio entrada a la queja de Ebrard y dejó a que Morena resuelva en sus plazos reglamentarios. Conforme se conozca a la respuesta morenista, los magistrados electorales tendrán cinco días naturales para pronunciarse.

3. ¿QUIEN ENGAÑÓ A CLAUDIA? Fuerte molestia causa en la 4T que Claudia Sheinbaum ande pepenando cascajo político. Nada bien cayó que el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara presentará como futuros integrantes de Morena a los ex priistas Eviel Pérez Magaña y Mariana Benítez. Pérez Magaña fue secretario de Desarrollo Social en el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero antes, secretario de Obras del exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz. Dicen los que saben que desde ahí operó la estrategia de comunicación contra el alzamiento de la APPO en 2005-2006 y manejó los llamados “escuadrones de la muerte” para perseguir y desaparecer a sus activistas. Mariana Benítez fue, por su parte, subprocuradora del hoy convicto exprocurador Jesús Murillo Karam. Hoy en Oaxaca, Flavio Sosa, quien fuera líder de la APPO, es el coordinador del gabinete del gobernador Jara. Y cosas de la vida, ese hombre reprimido y encarcelado en su momento, está ahora en el mismo equipo de quien fuera su represor.

@RaulRodriguezC

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