Los resultados que arroje pasado mañana domingo la primera consulta popular del país constitucionalmente regulada, no solo medirán el ánimo de participación ciudadana respecto a la voluntad de esclarecer decisiones políticas del pasado reciente. También permitirán perfilar con más claridad, junto con los de las pasadas elecciones del 6 de junio, los rangos de apoyo o rechazo ciudadano al gobierno de AMLO, de cara a la consulta de revocación de mandato que tendría lugar a más tardar el primer domingo de marzo del año próximo. 

Solo si se emiten al menos 37.4 millones de votos lo que resulte tendrá fuerza de ley, es decir, será de aplicación obligatoria. Si esto se logra –ganen el sí o el no– la consulta del domingo será un éxito para la causa de AMLO. Pero si no se consigue esa cantidad mínima de participación para que el resultado sea vinculatorio, será un rotundo fracaso, ganen el sí o el no. 

Para dilucidar qué señales enviarían cualquiera de esos escenarios, de cara a la consulta sobre revocación de mandato de marzo próximo, fijémonos en ese piso de 37.4 millones de votos, ya que es el mismo que se exige para darle validez a ambos ejercicios plebiscitarios. 

La revocación de mandato –a la que AMLO ofreció someterse y para lo cual promovió reformas al artículo 35 de la Constitución– debe ser convocada mediante las firmas de por lo menos tres por ciento de los inscritos en la Lista Nominal de Electores, es decir, dos millones 807 mil 926 ciudadanos, de al menos 16 entidades federativas.

La consulta sobre revocación de mandato solo se puede solicitar en una ocasión y debe llevarse a cabo tres meses después de que se cumplan los tres años de gobierno. Su realización está prevista para el primer domingo posterior al vencimiento de ese plazo de 90 días, es decir, el 6 de marzo de 2022.

Para que ese plebiscito sea válido tiene que participar al menos 40% de los inscritos en la Lista Nominal de Electores, es decir, 37 millones 439 mil 23 ciudadanos. El resultado ganador se obtendría por mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno del total de votos, lo que quiere decir que, en un escenario de la participación mínima requerida para la validez, se necesitarían 18 millones 719 mil 512 votos.

En las elecciones federales de 2018, AMLO ganó la Presidencia con un resultado histórico de 30 millones 113 mil 483 votos, pero si sumamos los sufragios obtenidos por sus contrincantes, tenemos que 24 millones 861 mil 705 ciudadanos votaron contra él.

Eso quiere decir que si el rango de votación en la consulta revocatoria es el mínimo requerido para que sea válida (37.4 millones de votos) y en ella gana la opción que obtenga la mitad más uno (18.7 millones de votos), los que sufragaron contra AMLO en 2018 serían mucho más que suficientes para revocarle el mandato.
 
Sin menoscabo de que no despierta el mismo interés participativo una elección presidencial que una federal intermedia y que una figura (en este caso López Obrador) es más atractiva que su partido, en las elecciones del pasado 6 de junio votaron por Morena y por su coalición con el PT y el Verde 19 millones 373 mil 518 ciudadanos; y contra ellos votaron 19 millones 594 mil 247 que lo hicieron a favor del PAN, PRI y PRD más la coalición que conformaron.

Esto nos lleva también a que si el rango de votación en la consulta revocatoria es también el mínimo requerido (37.4 millones de sufragios) y en ella gana la opción que obtenga la mitad más uno (18.7 millones de votos), los que sufragaron contra Morena y su coalición en los comicios pasados, también serían suficientes para revocarle el mandato.

Lo que sugiere la revisión de estas cifras es que AMLO requiere de una participación mucho mayor a la mínima en ambas consultas, ya que solo así dispondría de la reserva de apoyo popular que lo llevó a la Presidencia y en la que deben descontarse arrepentidos y decepcionados, que no son pocos.

Instantáneas:

1. MUERTE Y COVID. Antes que unos y otros llenen de cargas políticas las muertes ocasionadas en el país por la pandemia de COVID19, asumamos como el más cercano a la realidad el aportado ayer por el INEGI a partir de las actas de defunción. De acuerdo con ellas, en 2020 se registraron 201 mil 163 decesos, 35.5% más que los 148 mil 629 registrados por la Secretaría de Salud para ese período. Destaca el dato de que por primera vez México registró en un año más de un millón de defunciones. Y es que para el año pasado se esperaban 749 mil 500 defunciones y se registraron un millón 75 mil 779. Este exceso de mortalidad es atribuible al COVID19, que pasó a ser la segunda causa de muertes apenas por debajo de las enfermedades cardiovasculares. Salud informó ayer que en lo que va de la pandemia tiene registradas 239 mil 997. Si a esa cifra le aplicamos (solo para tener una proyección), el 35.5% de más considerado para el año pasado, es probable que hoy tengamos 325 mil 196 muertes por el SARS-COV-2.

2. COVID E INGRESOS. Otro dato del INEGI respecto al brutal impacto de la pandemia. El ingreso cayó en 90 por ciento de los hogares mexicanos. En el diez por ciento de los de mayor ingreso bajó 9.2 por ciento, y en el diez por ciento de los de menor ingreso aumentó 1.3 por ciento. En general, el ingreso de los hogares mexicanos descendió 5.8 por ciento en 2020 respecto a 2018, luego de una caída de 4.8% en los dos años previos.

3. EXTRAORDINARIO. Tras arduas negociaciones de Ricardo Monreal, finalmente habrá hoy periodo extraordinario de sesiones. Se buscará modificar transitorios para ampliar un mes la entrada en vigor de las nuevas disposiciones sobre subcontratación, para que las empresas puedan cumplir con los nuevos requisitos de ley y no se pierdan tres millones de empleos. También se buscará la ratificación en el Senado del nuevo secretario de la Función Pública, Roberto Salcedo Aquino, y en la Cámara de Diputados al nuevo secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. Quedaron fuera los casos de desafueros de los diputados Mauricio Toledo, del PT, y Saúl Huerta, de Morena. 


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