Desde el inicio de la humanidad, el papel de la mujer ha desempeñado un papel crucial para el desarrollo humano pero invisible para la sociedad.

Comencemos en marzo de 1857, en el marco de la revolución industrial las trabajadoras de una fábrica textil en New York salieron a la calle a protestar en masa por las duras condiciones de trabajo a las que eran sometidas, si bien es cierto que en ese momento las condiciones laborales de todos los trabajadores eran muy duras y crueles, para las trabajadoras eran aún más desfavorables quienes se enfrentaban a condiciones deplorables, inhumanas y con salarios raquíticos por el simple hecho de ser mujeres y ser consideradas el sexo débil en muchos sentidos, considerando que su trabajo no era igual de valioso que el trabajo realizado por los hombres. Las mujeres raramente ocupaban puestos directivos, se suponía que las solteras solo trabajarían hasta que encontraran marido y las mujeres solo ganaban una fracción de lo que se les pagaba a los hombres.

En dicha protesta existió la intervención violenta por parte de las autoridades y la desaprobación de la sociedad hacia las mujeres protestantes, culminando en muchos arrestos de mujeres, dando pie a cambios significativos para una importante transformación para la vida de las mujeres y la reivindicación de nuestros derechos laborales.

Para 1859 nació el primer sindicato de mujeres trabajadoras en busca de conseguir sus derechos y protegerlos ante la ideología machista laboral y en 1907 tuvo lugar la 1ra Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Stuttgart, Alemania liderada por Clara Zetkin y conformada por 58 delegadas, donde se fundó la Organización Internacional Socialista de Mujeres, donde uno de los primeros objetivos fue conseguir el sufragio femenino y mejores condiciones laborales para las mujeres.

Nueva Zelanda es el primer país que otorgó el derecho al voto para las mujeres 1893, luego en 1909 una organización de mujeres socialistas celebró en EE. UU. el 1er día Internacional de la Mujer dónde 15000 mujeres tomaron las calles de New York y Chicago para exigir aumento de sueldo, menos horas de trabajo, derecho al voto y prohibir el trabajo infantil, utilizando el eslogan de “Pan y rosas” haciendo referencia a que el pan representaba la seguridad económica y las rosas una mejor calidad económica. Un año después en 1910 se celebra el 2do Encuentro Socialista de Mujeres en Dinamarca, donde se propone fijar un día simbólico para reivindicar los derechos humanos de las mujeres, principalmente el derecho al voto, lo que resultó, que el 19 de marzo de 1911, se celebrara por primera vez el díaInternacional de la mujer en países europeos como Alemania, Suiza, Austria y Dinamarca; mismos movimientos replicados en Rusia, asimismo, en 1911 ocurrió el suceso que marcó la historia y le dio impulso a la lucha de los derechos laborales de las mujeres como catalizador para la sindicalización, impulsando el diálogo sobre los estándares de protección de los derechos humanos, el incendio de la fábrica de camisas Triangle de New York, suceso que registró 146 mujeres obreras, de las cuales la mayoría eran jóvenes y migrantes.

En 1975, durante el año Internacional de la Mujer proclamado por las Naciones Unidas en 1972, se conmemora por dicho organismo por primera vez el Día Internacional de la Mujer.

El 8M representa la esencia de muchos años transcurridos para alcanzar la igualdad sustantiva de los derechos de las mujeres, aun cuando estos se encuentran escritos y fundamentados en distintas leyes nacionales y tratados internacionales, tal parece que la tinta se desvanece en la práctica cotidiana, dónde la lucha feminista se enfrenta a una serie de obstáculos que obedecen al poder político, económico, social, civil y cultural. Muchos conceptos hoy en día rodean a los nuevos feminismos, pero aún no hemos logrado el respeto absoluto a nuestros derechos desde la interseccionalidad, dignidad y la igualdad; la historia parece no ser suficiente para crear una consciencia basada en la dignificación de la lucha feminista, respetando cada postura y la lucha interna que cada mujer lleva consigo en la vida diaria.

No olvidemos, que el constructo machista hace referencia al conjunto de ideas formadas y adaptadas por la sociedad identificadas por la subordinación al poder ejercido por los hombres sobre las mujeres, este sistema patriarcal que da vida a través del sometimiento a la postura matriarcal. El constructo social, llamado machismo mantiene una relación muy estrecha con el ejercicio del poder y elimina la posibilidad de un ejercicio libre de violencia y la igualdad de derechos aun en la actualidad.

Si bien el término feminismo no fue visible hasta la década de 1890, antes existieron mujeres que expresaron sus ideas y cuestionaban la falta de oportunidades ante el trato desigual ante los hombres, un ejemplo es Mary Wollstonecraft quien en 1792 quien llama a las mujeres a no depender de los hombres en la Vindicación de los derechos de la mujer, o qué decir sobre Virginia Woolf al mencionar acertadamente “Habría sido imposible […] para cualquier mujer escribir las obras de Shakespeare en la época de Shakespeare” justo cuando el intelecto nos era negado, ¿se imaginan cuántas mujeres han sido borradas de la historia por carecer del derecho a la igualdad?; gracias a esos pensamientos críticos sin miedo al reproche social, es posible que hoy mi voz pueda plasmarse y entintarse para que puedan leerme.Aún es necesario un cambio de paradigma y desarrollo de una consciencia que elimine las brechas a causa de género, una deconstrucción del pensamiento colectivo para todo ser humano que integra a nuestra sociedad, hombres y mujeres tomemos consciencia de nuestras acciones y omisiones que yacen en un sistema que domina por el poder y obstruye el alcance a la igualdad sustantiva con enfoque de derechos humanos.

Mucho hemos hablado y poco hemos actuado, sin embargo, la lucha a través del ejercicio del derecho a la expresión desde las diferentes esferas sociales y en los diferentes espacios públicos sigue siendo elemental para asegurar una vida libre de violencia a nuestras adolescentes y niñas. Honremos la vida de las mujeres que nos anteceden conociendo, valorando y siguiendo el legado del reconocimiento íntegro de todas las mujeres como sujetas de derechos desde la interseccionalidad, la ternura radical y sororidad. Las mujeres queremos y merecemos vivir sin miedo

Criminóloga y psicóloga criminal con enfoque de derechos humanos y perspectiva de género. Catedrática de la Escuela Libre de Derecho de Puebla.
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