Claudia Sheinbaum se enfrentará en sus primeros cuatro años de gobierno a un recargado presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, un mandatario nacionalista y radical muy parecido al expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador: agresivo en la negociación, nacionalista y maquiavélico.
López Obrador es quizá el líder de la izquierda más relevante de los últimos años y Trump lo es de la derecha. Ambos son radicales políticos y apuestan a imponer su ley y poner de rodillas a sus interlocutores para sacar el mayor provecho.
Ambos juegan con las más profundas emociones de sus gobernados y dirigidos; saben tocar la herida social de las masas para manipularlas. En las huestes de izquierda y derecha tiene el mismo impacto el discurso proteccionista, aquel que arenga al pueblo a defender su trabajo, riqueza y tierras de quienes vienen del extranjero.
AMLO y Trump coinciden en la forma en la que tratan a los medios de comunicación, con un discurso agresivo, retador y carente de datos, pero con el potencial de difundirse y multiplicarse en las mismas plataformas mediáticas, por la relevancia que tiene para la política nacional. El mandatario estadounidense replicó el modelo de la conferencia de prensa diaria de López Obrador, la famosa “mañanera”, un espacio en el que los líderes políticos reinterpretan la realidad para sus seguidores.
Sheinbaum podría aprovechar ese parecido entre López Obrador y Trump para instrumentar una estrategia de cabildeo que permita evitar una crisis económica y social para el país, desde el punto de vista económico por la posible imposición de aranceles a los productos mexicanos que ingresan a los Estados Unidos, y social por la ola de deportados que seguramente tendrán a México como país de destino.
Según los números que manejan los analistas, se confirma que el impacto económico de una imposición de aranceles de 25% será superior al 2% del PIB, algo así como 800 mil millones de pesos. La respuesta de México serán las medidas de represalia; de concretarse esa reacción del gobierno de Sheinbaum, el equipo de Trump detendría la emisión de visas de los funcionarios mexicanos.
Y en un par de semanas Donald Trump apretaría el acelerador a fondo, como lo hizo López Obrador cuando inició su gobierno en 2018, con la guerra contra el huachicol, que dejó al país sin combustible por un tiempo; o esa decisión de cerrar la llave a los distribuidores de medicamentos que provocó el desabasto de fármacos en el sistema de salud.
Con el tiempo Claudia Sheinbaum deberá ir recuperando espacios, desde un tratado comercial, aunque sea sólo bilateral, hasta un trato preferencial en las relaciones internacionales. La clave está en administrar la relación y en ceder por ejemplo en cuestiones como la apertura del mercado de la energía; es un trabajo que ya ha sabido hacer en el pasado muy bien la Presidenta, por lo que se espera que en futuro los resultados sean positivos.
Posdata
La Embajada de Estados Unidos en México me confirmó la llamada que tuvieron el secretario de Estado, Marco Rubio, y el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, a la que se refirió el miércoles pasado la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia matutina del miércoles 22 de enero.
“Podemos confirmar que el secretario Rubio y el canciller De la Fuente efectivamente hablaron la semana pasada, y que la conversación fue positiva y productiva. Su intercambio sentó una base sólida para un diálogo continuo y una cooperación más estrecha entre nuestros países en el futuro”, me respondió un vocero de la embajada de Estados Unidos.
Todo esto en vísperas de la posible aplicación de aranceles de Estados Unidos a México el sábado 1 de febrero.
@MarioMal