Pasan los años, cambian las administraciones, pero seguimos con una tendencia al alza en desapariciones y solo con 50 sentencias condenatorias por este crimen atroz. Entre las personas desaparecidas, sabemos que un 65% son localizadas en los siguientes días. Otras regresan, pero no avisan a la autoridad. A miles más, alguien las desapareció.
A nivel nacional, en las últimas semanas se ha estado haciendo un esfuerzo titánico para bajar las cifras de desaparecidos, lo que incluye ir casa por casa para saber si localizaron a sus familiares, revisar bases de datos y cruzar cifras. Parece que, por querer mostrar mejores resultados, se atreverán a todo. Por ejemplo, esta semana un reportaje del portal A dónde van los desaparecidos reveló que la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) envió al Fiscal de Personas Desaparecidas en Durango una lista con nombres de personas desaparecidas que, según el organismo, se habían vacunado contra el Covid. El Fiscal, a su vez, se los notificó a las familias que buscan a algún ser querido. En principio, la noticia causó sorpresa e ilusión, pero todo terminó con un balde de agua helada: las autoridades admitieron que se trataba de "un error”.
La información surgió del cruce de datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) con la Secretaría de Bienestar-Vacunas. Habrá que investigar si fue "un error”, si se trata de un esfuerzo por reducir tramposamente las cifras de desaparecidos, o si los registraron indebidamente como vacunados, lo que llevaría a otro tipo de fraude. En cualquier caso, lo más grave es la negligencia e insensibilidad de las autoridades.
Según el reportaje, listas similares fueron enviadas a organismos de búsqueda y fiscalías de otras entidades, incluida la Ciudad de México (CDMX). No sabemos qué hicieron con esas listas. Lo que sí conocemos es el esfuerzo de la Fiscalía por encontrar una explicación que convenza a la ciudadanía de que las desapariciones no están aumentando.
Me explico: al cierre de 2022, el RNPDNO reportó 109 mil desaparecidos no localizados en México, de los cuales 5,459 desaparecieron en la CDMX en los últimos tres sexenios (de diciembre de 2006 al 18 de julio de 2023). Pero el 83% (4,519) corresponden al periodo de Claudia Sheimbaun.
En 2020 y 2021, las cifras de homicidios dolosos y desaparecidos no localizados fueron a la baja. Ya para 2022, se reportaron solo 795 homicidios dolosos mientras que el número de desaparecidos se elevó a 1,386.
De acuerdo con los datos de la CNB, en la CDMX se tiene registro de 18,286 cuerpos o restos depositados en fosas comunes durante el periodo de 1956 a 2022, de los cuales el 19.3 % (3,533) corresponde al periodo de enero de 2019 a diciembre de 2022.
Si analizamos las cifras, resulta que el creciente número de personas desaparecidas y no localizadas (4,519) coincide con el aumento de los cuerpos encontrados en fosas comunes (3,533). Entonces cabe la posibilidad de que, por negligencia de alguna autoridad, los familiares continúen buscando un cuerpo que ya se halló pero que todavía no ha sido identificado. Los funcionarios olvidan que no se puede cerrar el círculo de dolor sin un rito de entierro, indispensable en toda cultura humana.
Entonces surgen las preguntas: ¿Qué estrategia usaron para bajar drásticamente los homicidios?, ¿No sería igual de importante una estrategia para evitar desapariciones? ¿En dónde están los desaparecidos?
Nos hemos acostumbrado a las desapariciones. Pero hay que tener presente que cerrar los oídos y los ojos al dolor del otro es, simplemente, deshumanización.
Colaboró Estefanía López Mendoza