La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador no ve con buenos ojos la agenda feminista. No solo porque ha mostrado raquíticos esfuerzos para impulsarla, sino porque ha empujado decisiones legislativas y de política pública que laceran la equidad y que revierten incluso algunos avances alcanzados previo a la llegada de Morena al Poder Ejecutivo. Si hay grupos y colectivos que han mostrado que su administración va por mal camino y exhibido con datos duros sus errores han sido las feministas. Muchas de ellas están profundamente decepcionadas del proyecto que se ofreció con un congreso paritario y con funcionarias públicas, que cuando eran oposición ofrecían cambios tangibles en temas de género, pero que ahora miran de lejos los retrocesos sin poner ninguna resistencia.  

El Presidente señala a las feministas de querer “afectar” a su gobierno y las integra en el grupo de sus adversarios “conservadores”. Recordemos que el año pasado después de la marcha masiva a favor del derecho a la interrupción del embarazo y el fin de la violencia de género, acusó a las feministas de responder a intereses contrarios a su administración. Su discurso de descalificación ha sido consistente con sus decisiones desde el poder.

La primera transformación antifeminista de este gobierno se consumó en 2019, cuando se canceló el Programa de Estancias Infantiles dejando a un significativo grupo poblacional de la infancia sin cuidado y poniendo a las madres trabajadoras en aprietos.  La segunda transformación antifeminista se materializó al eliminar los albergues de protección a mujeres violentadas o maltratadas. No lo resolvían todo pero las casas para atender mujeres maltratadas eran al menos paliativas para casos extremos y daban visibilidad pública y contención a la violencia contra la mujer.

Frente al incremento de los feminicidios resulta inevitable preguntarnos si algunas de esas mujeres seguirían vivas de haber contado con resguardo y protección del Estado. Hoy en día según las estadísticas, en México se asesinan diariamente a 11 mujeres. Además de las desapariciones y violaciones que no disminuyen. Si revisamos algunos números resulta escalofriante: en el año 2021 se registró un total de 3,000 mujeres asesinadas.  Con esto superamos la cifra de feminicidios de cualquier país. En agosto de 2021 se registraron 109 asesinatos de mujeres y en enero del 2022 se 75 feminicidios.
 
La tercera transformación antifeminista de este gobierno se sostuvo en la cancelación de las escuelas de tiempo completo que incluían la dotación de alimentos para los alumnos. En sustitución de ese servicio, se recurre a la entrega directa de dinero a más de tres millones y medio de mujeres y que resuelvan sus problemas como puedan.  

Qué mejor imagen que la que nos regala su defensiva actitud cuando cada 8 de marzo un muro metálico de tres metros que protege Palacio Nacional, simbolizando así la enorme tensión entre López Obrador y el movimiento feminista.

La cuarta y más definitiva de las transformaciones antifeministas es sin duda la militarización de la administración y de la seguridad públicas. Se han publicado suficientes datos para mostrar como la violencia se incrementa con la presencia de fuerzas armadas y cómo las mujeres suelen ser víctimas de violencia abuso sexual en las detenciones efectuadas por marinos y soldados. Datos de una entrevista realizada a 100 mujeres por Amnistía Internacional en 2022, mostraron que todas estas las mujeres sufrieron violencia verbal o psicológica por parte de las fuerzas armadas. De igual forma, 97% de las entrevistadas fueron víctimas de violencia física y 72% sufrieron violencia sexual a manos de los soldados mexicanos.

El discurso en el que aquello que no se alinea a los mandatos lopezobradoristas es conservador, se quiebra automáticamente cuando se trata de los feminismos. Definitivamente no hay forma de manipular las convicciones de quienes están convencidos de la urgencia de políticas de igualdad, empezando por la despenalización del aborto a nivel nacional y seguida de las garantías a los derechos y libertades de las mujeres. Nada más absurdo que acusar a las feministas de conservadoras, mientras se implementa una estrategia militarizada de largo plazo y se diluyen los programas públicos que les permiten a las mujeres, madres y no madres, garantizar su sustento.  

@MaiteAzuela


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