“Cuánto más te acerques a la luz, mayor será tu sombra”

-Red Dead Redemption.

Ayer, durante la mañanera, Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública, presumió el rescate de tres menores de edad que fueron secuestrados a través de la plataforma Free Fire, un juego que puede descargarse de manera gratuita para dispositivos móviles y que consiste en pasar distintas misiones con gran violencia apoyándose de otros jugadores en la red.

Los secuestradores utilizaron la plataforma para convencer a los jóvenes, de entre 11 y 14 años, de convertirse en halcones para un cártel en Nuevo León, les ofrecían 8 mil pesos al mes y un prometedor futuro en el sicariato.

No es el único caso, estas historias se repiten con preocupante frecuencia en distintos puntos: criminales que se aprovechan del gusto por la violencia digital de niños y adolescentes y los convencen para usarlos en actividades ilegales.

México tampoco es el único lugar donde pasan estas cosas, existe una creciente alarma global frente a la presencia de grupos terroristas en las comunidades de gamers, por ejemplo, en Minecraft, un muy popular juego en línea, se han detectado zonas de su infinito mundo virtual que se utilizan como propaganda neonazi, el Observatorio de al-Azhar contra el extremismo islámico advierte del reclutamiento de jóvenes europeos para ISIS a través de juegos de simulación de guerra e inclusive el Grupo de Acción Financiera Internacional ya dedica estudios al tema del financiamiento de células para el reclutamiento terrorista bajo la modalidad gamer.

Frente a la amenaza global, la respuesta de la 4T es un decálogo que parece desempolvado de la era del Atari: No jugar ni chatear con desconocidos, establecer horarios de juego, no utilizar cuentas de email personales, no dar datos telefónicos ni bancarios, no usar micrófono ni cámara, no compartir ubicación, reportar cuentas sospechosas, jugar bajo supervisión de adultos y en caso de amenazas reportar al 088.
Me queda claro que el presidente ha usado el tema como una caja china para distraer a la opinión pública de los serios problemas que vivimos, sin embargo, en su aldeana gobernanza López Obrador culpa a los videojuegos per se, dudo que entienda el tema de la comunidad digital o que comprenda lo que representa una plataforma multijugador… Cosas en las que, evidentemente, no tendría por qué ser experto.

Pero preocupa que la prevención y combate a este fenómeno global que afecta a México, con sus más de 70 millones de gamers, sea un reducto de la visión anacrónica de una moralina rancia.

Aunque en algo sí tiene razón nuestro presidente: los padres no deben dejar en manos de un videojuego el desarrollo de sus hijos.

DE COLOFÓN.— A nadie sorprende que la 4T use mentiras, como aquella de que los mexicanos pagan el KWH en más de $5 pesos en contraste con las macabras empresas que lo hacen en $1.8 pesos.

Miente, vilmente, el promedio de KWH que paga el mexicano no rebasa los $0.9 centavos, el problema es que nadie parece encontrar la narrativa frente a la mentira. 

@LuisCardenasMX

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